¡Apareció marzo! Con el fin de las vacaciones y el retorno a la rutina laboral y escolar. Sin embargo, en la arena política irrumpe con más fuerza aún. Desde este Superlunes, con la promesa del regreso a clases en Atacama, pasando por el homenaje al fallecido presidente Piñera, las conmemoraciones del 8M y el inicio del Censo, hasta el referéndum para unificar el Frente Amplio; todo esto pasará en tan solo la primera semana.
¿Qué nos depara la próxima? Arrancar con el aniversario del gobierno, lo que marcará el inicio del segundo tiempo. El Presidente insta a “concretar” en lugar de prometer. Eso sí, el ambiente electoral no ayudará, pues también en marzo comienzan las ásperas negociaciones sobre los comicios municipales de este año, que precisamente allanará el camino para las decisivas elecciones parlamentarias y presidenciales del último año de gobierno.
¿Podrán los próximos dos años ser mejores? Según las encuestas, la mayoría relativa no está convencida; creen que podría empeorar aún más. La delincuencia desbordada, el bajo desempeño económico, la falta de consensos en materia tributaria, previsional y de salud; todas estas preocupaciones siguen más vigentes que nunca. Mientras tanto, el bolsillo se ve abrumado por los gastos de marzo, y la agenda oficialista enfrenta el peso de tantas promesas incumplidas o, más bien, desechadas.
Las transformaciones antiliberales han quedado atrás, al igual que un Chile plurinacional con dos sistemas de justicia pero sin Senado. Según advierten desde el Frente Amplio, el gobierno habría fracasado en la batalla cultural debido al peso de gobernar. Esto reflotó las dos almas, donde algunos abogan por los acuerdos mientras otros prefieren la confrontación entre amigos y enemigos. Estas tensiones deberán ser administradas mientras se enfrenta el desafío de sacar adelante las reformas emblemáticas y mejorar la gestión gubernamental. Pero la dirección no está firme, pues se encuentra bajo un liderazgo acrobático, repleto de volteretas.
Pero enfrente, en la oposición, el dilema sobre el cómo actuar también es zigzagueante. Algunos optan por negar la sal y el agua, mientras que otros se inclinan por una postura constructiva. Paradójicamente, la respuesta podría encontrarse dentro del propio ejecutivo, más que en la misma oposición. Con el fin del receso legislativo, este Superlunes marca el retorno de La Moneda a la actividad política, donde ya se han fijado las prioridades. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre si estas resonarán con las preferencias ciudadanas. Si no es así, lamentablemente será difícil despertar el entusiasmo de la oposición. ¿Cómo abordaremos la recuperación de los 300 mil empleos perdidos durante la pandemia? ¿A través de un aumento de impuestos que entorpezca la incipiente recuperación económica? ¿Será imponer un impuesto al trabajo para mejorar las pensiones actuales a costa de los trabajadores de hoy la mejor fórmula? Ahora que todos los sectores claman por enfrentar la crisis de seguridad, ¿podrán concentrarse en restablecer los niveles de seguridad, o las aspiraciones por las transformaciones seguirán distrayendo los esfuerzos? Son más las preguntas que las respuestas. Lo que sí sabemos es que el desafío en este segundo tiempo es colosal, pues las aguas están turbulentas y el rumbo incierto. ¡Seguimos!