Los resultados de la prueba Pisa revelan que el país aumentó significativamente su promedio en lectura desde 2000 en casi 40 puntos, disminuyendo en 17 puntos porcentuales los estudiantes que no tienen las competencias mínimas para desenvolverse en el mundo actual. A pesar de esto, los resultados muestran que tenemos todavía un largo camino por recorrer. Uno de cada tres estudiantes no alcanza el nivel mínimo de lectura. Hay, además, un sistema educacional muy inequitativo, donde más del 50% de los estudiantes del estrato socioeconómico bajo no logra el nivel mínimo de lectura, mientras que este porcentaje cae a menos del 10% en el grupo socioeconómico alto. Por último, el promedio de los estudiantes del grupo socioeconómico alto tiene un rendimiento similar al de los países de la Ocde, pero muy inferior al promedio de los países conmejores desempeños.
Es difícil saber cuáles fueron las medidas que nos llevaron al avance. Parece razonable pensar que la jornada completa y el aumento de los establecimientos subvencionados han contribuido. Sin embargo, el desafío por delante es aún mayor y requiere de nuevas estrategias para avanzar a un nivel de desempeño bueno y disminuir la brecha socioeconómica. Los últimos estudios demuestran que algunos de los factores más relevantes son la calidad de los docentes y el liderazgo de los directores, dos ámbitos en los cuales estamos atrasados. Las reformas al Estatuto Docente son recién un primer paso.
