El Mercurio, 9 de octubre de 2016
Opinión
Economía

Panorama económico mundial y de Chile

Vittorio Corbo.

Ahora que estamos entrando al trimestre final de este 2016, es un buen momento para levantar la mirada y explorar el camino hacia delante, analizando lo que depara el futuro para la economía mundial y chilena.

El martes de esta semana, el Fondo Monetario Internacional presentó su informe de otoño sobre el Panorama de la Economía Mundial (WEO por sus siglas en inglés), y el Ministerio de Hacienda de Chile presentó la semana pasada su informe sobre el estado de la hacienda pública y el proyecto de presupuesto para el año 2017.

El WEO proyecta que el crecimiento mundial en 2016 alcanzará un 3,1%, igual al estimado en su actualización de julio pasado y el más bajo de esta década, como consecuencia de un crecimiento menor al inicialmente proyectado para los países avanzados y uno algo mayor al proyectado en los países emergentes y en desarrollo.

El bajo crecimiento mundial es el resultado de una serie de fuerzas que han azotado a la economía mundial en los últimos años:

(1) El legado de la Gran Crisis Financiera (GCF) desatada el 2008, en particular, alto endeudamiento por parte de las familias, empresas y gobiernos, cuya reducción ha tenido efectos negativos en el dinamismo del consumo y de la inversión.

(2) El debilitamiento de la banca, asociado a la GCF y a los cambios regulatorios motivados por esta, que han terminado afectando el crecimiento del crédito.

(3) La desaceleración de China y el rebalanceo de su economía desde las manufacturas a los servicios, por el lado de la producción, y de la inversión y las exportaciones hacia el consumo, por el lado de la demanda, lo que ha impactado el crecimiento del volumen de comercio mundial y el precio de los productos primarios.

(4) El Brexit.

(5) El ajuste de los países emergentes y en desarrollo a la prolongada caída de precios de los productos primarios.

(6) Factores estructurales en los países avanzados, como el menor crecimiento de la productividad y las tendencias demográficas que han reducido su tasa de crecimiento potencial.

(7) El exceso de ahorro global.

(8) El aumento del proteccionismo en el mundo.

Para el 2017, el informe proyecta un escenario económico mundial de dulce y agraz. Lo dulce dice relación con el crecimiento, el cual sería moderadamente más alto que el de este año, alcanzando un 3,4% (igual que en la actualización de julio).

Lo agraz se refiere a los numerosos e importantes riesgos, los cuales, de materializarse algunos de ellos, reducirían la proyección de crecimiento.

Para los países avanzados, el WEO sigue estimando una leve recuperación para el año 2017, principalmente como resultado de un crecimiento algo mayor para Estados Unidos. Para los países emergentes, pronostica un alza de 4 décimas en su crecimiento, producto de una mejora en las condiciones financieras externas, la estabilización del precio de los productos primarios y la maduración de sus procesos de ajuste.

Entre los principales países de este grupo, el WEO proyecta que China seguirá desacelerándose, en forma gradual, a medida que progresa su rebalanceo y que enfrenta los problemas de su sector financiero y de las grandes empresas estatales.

India, en tanto, seguiría con un alto crecimiento, favorecida por ganancias en términos de intercambio (asociada a los menores precios del petróleo) y sus reformas estructurales, especialmente el reemplazo de su caótico sistema de impuestos a las ventas, por un impuesto al valor agregado de carácter nacional y la adopción de un esquema de metas de inflación.

Rusia, Nigeria y Brasil dejarían atrás sus recesiones para comenzar a crecer.

Las proyecciones del WEO no son muy distintas a las presentadas por la OCDE en su informe de Perspectivas Económicas de septiembre y de las que ha estado arrojando la encuesta del Consensus Forecast en los últimos meses, así que no hay demasiada sorpresa.

Comparto el tenor general de este escenario base de proyecciones, pero es importante tener presente que el crecimiento de la economía mundial enfrenta importantes riesgos. Por su importancia, me gustaría destacar los siguientes:

(1) Un deterioro en la situación de Italia, ya sea en su muy débil sistema bancario o por una eventual derrota de Renzi en el referéndum del 4 de diciembre.

(2) Renovadas turbulencias en los mercados financieros si el alza de tasas de la FED resulta menos gradual de lo anticipado por los mercados.

(3) Problemas en la gestión de los ajustes en China, con efectos en su crecimiento, los precios de productos primarios y el crecimiento mundial.

(4) Un eventual triunfo de Trump en la elección presidencial de los Estados Unidos con efectos en los riesgos geopolíticos y turbulencias en los mercados financieros.

(5) Ataques terroristas de gran envergadura, avance del populismo o una profundización de la crisis migratoria en Europa.

La ocurrencia de cualquiera de estos eventos va a desatar correcciones y volatilidad en los mercados financieros, con efectos en expectativas y en el crecimiento de corto plazo. Como la efectividad de la política monetaria ya ha llegado prácticamente a su límite en los países avanzados, la manera de enfrentar estos riesgos y auxiliar a la política monetaria es con una política fiscal focalizada en infraestructura y en aumentar el crecimiento potencial.

Perspectivas de la economía chilena

Según el WEO, Chile también terminaría este año creciendo a la menor tasa de esta década, afectado por la pronunciada y prolongada caída en el precio del cobre, el menor dinamismo del comercio mundial y la incertidumbre sobre las políticas internas.

Para el 2017, tanto las proyecciones del WEO como las efectuadas por organismos nacionales y las encuestas de analistas apuntan a un crecimiento levemente mayor que el de este año, como consecuencia de un escenario externo algo mejor y la hipótesis de una reducción paulatina de la incertidumbre interna. Pero lograr este mayor crecimiento no será tarea fácil, con un escenario interno que seguirá siendo difícil, considerando el ajuste en curso de los sectores inmobiliario y minero, el deterioro del mercado laboral y expectativas de consumidores y empresarios que siguen muy deprimidas.

Para mejorar las expectativas es necesario avanzar con más resolución en reducir la incertidumbre sobre las políticas internas. El proyecto de presupuesto reciente, basado en el cumplimiento estricto de la regla fiscal -parte integral de la institucionalidad macroeconómica de vanguardia que ha creado Chile en los últimos 25 años-, entrega certezas en un ambiente carente de ellas.

Con todo, dados los compromisos de gastos permanentes de años recientes, mantener la regla fiscal en los próximos años no va a ser una tarea fácil. La parte fiscal requiere ser complementada con un importante empuje a la agenda de productividad, fundamental para mejorar las expectativas y así movernos inicialmente hacia el nivel del producto potencial y, más adelante, aumentar la tasa de crecimiento tendencial, para así poder retomar una senda de crecimiento entre el 4 y el 5% anual.

Este mayor crecimiento es esencial para seguir avanzando en mejorar el estándar de vida de la clase media y reducir la pobreza.