La Tercera, 9 de abril de 2017
Opinión
Economía

“Para volver a crecer a 3% Chile debe sacar la neblina de la pista”

Vittorio Corbo.

Si bien reconoce un mejor entorno externo y una ayuda marginal de la tasa de interés, para el economista el repunte de la economía requerirá trabajo. En ese contexto, cree que la tarea del próximo gobierno “será tremenda”.

Por Olga Bustamante Fuentes. Fotos: Andrés Pérez

Vittorio Corbo coincide plenamente con el recorte de la proyección de crecimiento a 1%2% que hizo el Banco Central para 2017 en su Informe de Política Monetaria (IPoM) que entregó el lunes, pero aún eso requerirá trabajo, advierte.

Dice que el país está saliendo del shock externo que lo afectó, pero aún queda el shock interno asociado a las reformas y eso es lo que deberá afrontar la administración que asuma en marzo de 2018. Sin embargo, no pierde su optimismo, porque cree que «hemos aprendido que en políticas públicas y en la búsqueda del crecimiento con equidad no hay atajos».

¿Cómo evalúa el Imacec negativo de febrero? ¿Mantiene la tendencia que traía la economía y el resto son factores puntuales, o da cuenta de más desaceleración?
La economía chilena viene muy débil desde hace un tiempo. Ya en el cuarto trimestre del año pasado se contrajo con respecto al tercero a una tasa anualizada de 1,4%. Y al inicio de 2017 tuvo otro empujón hacia abajo, relacionado en parte con la minería, pero también con que se está desacelerando con mucha fuerza la construcción. Entonces, tienen razón el ministro, el BC y los analistas, sobre que aquí hay una parte que es un shock de una vez básicamente por la huelga de Escondida, pero también está la contracción del sector construcción y los servicios relacionados.

¿Qué espera para marzo y el primer trimestre? ¿Puede haber una recesión técnica?
Todo apunta a que va a ser otro Imacec relativamente débil, y el trimestre con respecto al último de 2016 va a estar casi igual, tal vez con una leve caída o leve alza. En ese sentido no descarto una recesión técnica.

¿Pero ahora sí este primer trimestre será el piso de la desaceleración y veremos un repunte?
El viento de cola que estamos recibiendo de un entorno externo bastante mejor del que anticipábamos hace cuatro o cinco meses, nos debiera ayudar a que lo peor vaya quedando atrás, pero todavía va a seguir la contracción de la construcción y los efectos de la incertidumbre a futuro que van a seguir golpeando a la inversión.

En ese sentido, ¿fue adecuado el rango al que recortó su proyección de crecimiento 2017 el BC, de 1%a 2%?
Concuerdo con la revisión del BC, que además es algo inferior a la que tenían los analistas privados. Fue muy realista. Yo tengo números parecidos, en la parte baja del rango entre 1,3% y 1,7%. Pero para llegar a ese rango hay que trabajar, o sea, un crecimiento en torno a 1,5% para este año no está en el bolsillo. Nos debiera ayudar el escenario externo: con un cobre a US$2,60 en la minería comienzan a reactivarse proyectos marginales de inversión y a recontratarse a proveedores de servicios de mantención. Además, Argentina y Brasil están volviendo a crecer y este último es un destino importante para nuestras exportaciones de manufacturas. También las bajas de tasas que ya se han hecho y las que vienen ayudan en el margen. Pero lo que me preocupa es el deterioro del mercado laboral y su impacto en el consumo, factor que había sido bastante resiliente. La pérdida de empleos asalariados y el menor dinamismo de los salarios reales han resultado en una caída en 12 meses en el trimestre terminado en febrero de los ingresos reales de estos trabajadores. A lo anterior se suma la precarización del mercado laboral, lo que también afecta el ingreso total del trabajo. Entonces, cuesta creer que el consumo vaya a seguir ayudando como lo hizo en los últimos años. El BC prevé que crezca 2,5% este año, pero creo que es un poco optimista.

¿Y cómo anticipa el 2018? El BC previó una expansión entre 2,25% y 3,25%.
En 2018 vamos a tener un crecimiento mayor al de este año, por el efecto de la baja de tasas, la maduración del ajuste del sector construcción, el mejor precio promedio del cobre, un petróleo estable entre US$ 45 y US$ 55, una economía mundial algo mejor y una América Latina tomando más fuerza. Por ahora lo veo en la parte baja del rango del BC. En este escenario, ¿qué está pasando con las expectativas? Las expectativas ya han estado mejorando. Las empresariales, aunque las de la construcción siguen muy deprimidas. Las de los consumidores estuvieron en el suelo también y se han venido recuperando. Ayuda que la inflación ha bajado. En el caso de los empresarios, el escenario externo ha mejorado, están regresando capitales, se ha valorizado más la Bolsa, y también la gente debe estar pensando hacia adelante que el crecimiento volverá a estar en la agenda de políticas públicas.

¿Ayuda que este gobierno esté terminando?
La gente está pensando en el próximo período. El mercado va leyendo las encuestas, va digiriendo lo que significaría para el entorno de los negocios, de la inversión y de productividad, y eso lo va anticipando.

¿Apuestan a que el gobierno que venga será mejor?
Hemos tenido muchas discusiones de por qué hemos crecido poco en este período. No hay duda que un factor importante al comienzo de esta administración fue el shock externo, pero al que se agregó un shock interno que tomó la forma de reformas mal pensadas e implementadas. El shock externo se ha ido disipando, pero estamos viviendo con el efecto del shock interno. No obstante ahora hay un acuerdo bastante transversal de que las reformas habrá que recalibrarlas y ese escenario puede estar reflejándose en las expectativas. El escenario interno tiene gran espacio para mejorar, porque el país ha aprendido de esta experiencia y va a ser mucho más cuida- doso para adelante. Nos hemos dado cuenta que el crecimiento no estaba asegurado y ese efecto ya se está viendo con fuerza en el mercado laboral. Además, una economía que ande bien ayuda mucho a la agenda social.

¿Es lo básico?
Así es. Los países que han tomado atajos han pagado costos brutales. No se puede avanzar en la agenda social más rápido de lo que crece el país. No podemos distribuir beneficios antes de que tengamos una máquina capaz de generar los recursos para poder financiarlos en forma sostenible.

¿Cuál es el principal desafío del próximo gobierno?
Crear un ambiente más favorable para la inversión y el crecimiento. Además, debe hacerse cargo de tres problemas que hoy son peores que hace 8-10 años: el de educación, salud y transporte público. También hay que avanzar en controlar la delincuencia. Pero para todo eso se requiere no solo mejor gestión, sino que también recursos. Entonces, lo primero es reordenar el sistema tributario, recaudando lo mismo y a lo mejor requiere algo más. Pero al final es el crecimiento el que provee los recursos para esas carencias.

¿Cómo se vuelve a integrar el sistema tributario recaudando lo mismo?
Hay áreas con distorsiones importantes. Corregirlas genera ingresos. Una de ellas es que el diésel paga un impuesto mucho más bajo que la gasolina siendo más contaminante. Segundo, tapando hoyos que aún subsisten, especialmente en sistemas preferenciales.

¿Cuál es el riesgo si el próximo gobierno no lo hace bien?
El mayor riesgo si el próximo gobierno no lo hace bien es que nos quedemos estancados y que de nuevo sea un caso de desarrollo frustrado. Que nos quedemos chantados y ahí sí que habría presión social. En ese sentido la tarea del próximo gobierno es tremenda.

¿Ve posible que volvamos a crecer al menos a 3% antes del fin de la década?
Nada está garantizado, hay que trabajar para ello, pero pienso que sí, primero porque las bases macro-financieras siguen siendo muy sólidas y, segundo, porque vamos a tener un mundo mejor. Pero lo más importante, en lo interno creo que hemos aprendido que en políticas públicas y en la búsqueda del crecimiento con equidad no hay atajos. Chile tiene un gran punto de partida, pero para volver a crecer a 3% debe sacar la neblina de la pista, que significa mostrar un horizonte. Qué pasa con el sistema tributario en el mediano plazo, con la Constitución, con el aspecto laboral. Y también hacernos cargo de la educación, salud, transporte y delincuencia. Como no se ha destruido la pista, los aviones van a llegar todos de nuevo.

Proyecto de pensiones: «Si es un mamarracho mejor que ni se mande»

¿Es partidario que el gobierno deje mandado su proyecto de pensiones?
Depende del proyecto. Si es un mamarracho al final para que todos se pongan de acuerdo, no se va a avanzar mucho y mejor que ni lo mande. Pero si es un proyecto consistente, integrado, que se hace cargo de la problemática en el país, ojalá que lo mande.

¿La cotización extra del 5% va a terminar siendo un impuesto al trabajo o no?
Si parte de la recaudación se va para pensiones solidarias y ese tipo de cosas, es un impuesto al trabajo total. La parte que no es impuesto al trabajo es aquella que es una contribución forzosa a mi ahorro.
Pero ya parece bastante zanjado que sólo la mitad del 5% se irá a las cuentas individuales, porque parte del resto se requiere para elevar las pensiones actuales.
Yo pienso que ese 5% debiera ir entero a la cuenta individual y que debemos hacer un esfuerzo en las finanzas públicas para subir las pensiones bajas.

Es decir con impuestos generales.
Así es. Yo propondría ahí, en vez de financiar educación universitaria gratuita, preocupémonos de los viejitos y darles una tercera edad digna. Con eso se pueden mejorar las pensiones hoy día. Hay que tomar decisiones: si le voy a dar más plata a eso, hay que quitarle a otra cosa. Eso requiere coraje y negociación política.

El ministro Valdés ya anunció que las AFP no administrarán ese 5% extra y que será un ente público, ¿le parece adecuado?
Tengo claro que esa es una decisión política. Entendí que de acuerdo a la coyuntura política se requiere que eso no quede en manos de las AFP. Pero resulta que las AFP han hecho una buena gestión, ya tienen la infraestructura y están administrando recursos. Entonces, ahora queremos duplicar eso. El Estado no ha sido un buen administrador de recursos muchas veces, por lo que ojalá contrate a alguien para que lo haga, pero para eso tiene pagar. Por lo tanto, es una cosa ineficiente, pero a lo mejor es eficiente políticamente. Eso lo tiene que juzgar el sistema político, pero es un costo, no es gratis. El ministro Valdés puso como referente al administrador público de pensiones de Canadá… Canadá funciona muy bien, yo viví nueve años ahí. Y Noruega también funciona muy bien, pero para eso hay que ser canadiense o hay que ser noruego.

«Que el ministro del Interior se dedique a la seguridad interior»

¿Qué le parece el proyecto para reducir de 45 a 40 horas la jornada semanal de trabajo?
Es muy raro que exista ese proyecto y no le pregunten al ministro de Hacienda. Si bajamos las horas trabajadas con el mismo salario, es un aumento de los salarios en un momento en que Chile tiene un problema del mercado laboral brutal. Si la productividad no sube y uno baja el empleo de 45 a 40 horas, va a caer el producto.
A su juicio, entonces, no es una buena idea.

No sólo eso, sería muy negativo para el país cuando ya hemos hecho tantos ajustes en el mercado laboral, cuando la economía tiene que reasignar factores y aumentar productividad. Un paso en ese sentido viene sólo cuando el país crece. No se puede poner la carreta delante de los bueyes. Con el desarrollo uno demanda más ocio y más ocio es trabajar menos, pero para eso se requiere aumento de productividad primero. Pero aquí no está el aumento de la productividad. Entonces, Valdés ahora está dedicado a esto cuando tiene otros problemas que resolver. ¡Y el ministro del Interior sale apoyando el proyecto! Que el ministro de Hacienda opine sobre esas materias en el Ejecutivo y que el ministro del Interior se dedique a la seguridad interior.

Pero Fernández apoyó la medida, porque dijo que ese tipo de jornada existe en varios países desarrollados y que no por eso son menos productivos.

Pero es al revés. Primero fueron más productivos, después desarrollados y luego bajaron la jornada. No hay duda que Valdés tiene mucho fuego amigo.

Críticas de Rodrigo Vergara al ministro de Hacienda: «Yo esperé más»

¿Fue válida la crítica que hizo el ex presidente del BC, Rodrigo Vergara al ministro Rodrigo Valdés, de que chuteó «la pelota al córner» por levantar como una razón para la desaceleración el déficit en las exportaciones?
No me voy a meter en ese debate. Son dos personas a las que estimo mucho y cada uno hace su trabajo. Pero en todo lo que hemos hablado de crecimiento, yo nunca he dicho que Chile crece poco, porque tiene una mala base de exportaciones. El país ha venido diversificando su cartera de exportaciones todos los días. Chile crece poco por otras cosas, por el shock externo, primero, y después, porque hemos creado un ambiente de negocios inadecuado. Es muy distinto con una tasa de impuesto a las empresas de 17% o 19%, versus una tasa sobre 30%. Menos proyectos son rentables con esta tasa de impuesto.

Usted también fue presidente del BC. ¿Correspondía que a tan poco de haber dejado el banco Vergara hiciera esa crítica frontal, o debió esperar más?
Yo esperé más.

Eduardo Engel y Andrea Repetto salieron contra Vergara, diciendo que podía levantar suspicacias sobre la ecuanimidad que tuvo al dirigir con autonomía la política monetaria. Primero, el BC opera con un consejo y ellos toman las decisiones de política monetaria. Pensar que el presidente del BC se echa a los consejeros al bolsillo, es como pensar que el Presidente Trump se echa los senadores al bolsillo. Además, hay un
técnico de primer nivel y yo tengo la mejor opinión de Rodrigo Vergara como macroeconomista y como persona. Aquí se creó un río de una gota de agua. Fue faltarle el respeto a Rodrigo y al consejo del BC. Fue una crítica barata. crear un ambiente más favorable para el ahorro, la inversión y el crecimiento. Y evitar estas cosas de que mañana vamos a cambiar la jornada laboral y después otro tema y así.

¿Entonces, usted no se declara un activista en las tasas, como sí lo hacen De Gregorio y el consejero del BC Pablo García?
Yo fui presidente del BC cinco años y creo que la política monetaria tiene un rol central que jugar en el ciclo económico. En este momento necesitamos más activismo. Soy activista en tasas.

¿Y esta mayor baja de tasas es compatible con las alzas que ejecutará la Fed de Estados Unidos?
Dado que tenemos un tipo de cambio flexible podemos tener una política monetaria relativamente independiente. Hoy, el ajuste de la economía requiere un tipo de cambio real más alto. Entonces, tenemos espacio para que se mueva.

En ese contexto, ¿en qué niveles ve el precio del dólar?
Me gustaría un sector transable que se haga parte del ajuste de llevarse los recursos que ya no van a estar en el sector construcción, pero hasta ahora tenemos un tipo de cambio que oscila entre $ 660 y $ 680, y eso es porque hay fuerzas contrapuestas. Por ejemplo, si el cobre se va a US$ 3, vamos a estar más cerca de $ 640, lo mismo que si se incrementan los flujos a América Latina y Chile toma más dinamismo. Pero si se desacelera China y el cobre vuelve a US$ 2, se nos va sobre $ 700, igual que si la Fed tiene que subir la tasa más rápido. Pero de momento, no veo que su rango vaya a ser muy distinto al de hoy.