El Mercurio, 9 de octubre de 2016
Opinión

Parejas observadas

Ernesto Ayala M..

No creo que las series sean el arte narrativo del siglo XXI, el equivalente de la novela del siglo XIX, la realización de lo que el cine hoy no puede ser y todas esas patrañas que se hablan con una liviandad desalentadora.

Easy
Serie escrita y dirigida por Joe Swanberg.
Con Jane Adams, Zazie Beetz, Aya Cash, Dave Franco, Orlando Bloom y Jake Johnson.
8 capítulos.
Estados Unidos, 2016.

No creo que las series sean el arte narrativo del siglo XXI, el equivalente de la novela del siglo XIX, la realización de lo que el cine hoy no puede ser y todas esas patrañas que se hablan con una liviandad desalentadora. Posiblemente hay un par de series muy valiosas, pero la gran mayoría no es mucho más que entretención medianamente inteligente y relativamente bien armada, algo que cualquier película de Robert Zemekis (1952), por nombrar a un cineasta eficiente y sin grandes ambiciones «artísticas», entregaba como base mínima en cualquiera de sus cintas hasta mediados de los 2000. Para qué hablar de Cameron, Pollack, Pakula, Edwards, Nichols, Friedkin, Lumet o Donner, directores a los que hoy nadie dedica ciclos, pero que en sus trabajos más flojos hacían tanto o más de lo que hoy cualquier serie logra en ocho capítulos. Nadie habla, además, de que las series nacen, más que de una necesidad expresiva de directores, de una exigencia comercial de la industria, que necesita productos de larga duración para que sus consumidores se sientan recompensados por la estructura de pago mensual propia del cable y, ahora, de la web. No digo que no pueda salir algo bueno de ahí, tal como salieron buenas novelas por entrega en los diarios del siglo XIX, pero tampoco hay que pecar de ingenuo.

Pese a esto me detuve en «Easy», serie escrita y dirigida por Joe Swanberg para Netflix, no tanto para probar si me veía sorprendido en mis aprensiones, sino por mi interés en Swanberg. De apenas 35 años, es un director brutalmente prolífico -llegó a filmar seis títulos en 2011- gracias a presupuestos muy bajos, actores desconocidos y situaciones cotidianas que suelen involucrar relaciones, familia y, básicamente, gente que conversa. No en vano, junto a los hermanos Duplass (1973 y 1976), Andrew Bujalski (1978) y, algo más lejos, Noah Baumbach (1969), lo han descrito como miembro central del movimiento mumblecore , término que remite a mascullar, cosa que los personajes de estas películas hacen mucho. En el cine de Swanberg debe haber mucha cinta irregular, sacada a la rápida, especialmente si consideramos que el director tiene, además, una veta cerca del thriller y el terror. Dicho eso, puedo atestiguar que al menos «Happy Christmas» (2014), «Digging for fire» (2015) y, especialmente, «Drinking Buddies» (2013) son películas que merecen verse con atención, donde se observa a un director realista, preocupado por las tensiones de la vida afectiva, por lo indecible de la vida conyugal, por los pactos a veces incómodos, a veces redentores, que establecemos con los viejos amigos. Swanberg, como Rohmer o Woody Allen en su buena época, pone en escena problemas que nos tardamos en ver de tan cerca que están.

«Easy», en ese sentido, es Swanberg de cepa pura. Son ocho capítulos, todos independientes entre sí, sobre ocho parejas en Chicago. Su estructura, puede adivinarse, quiso escapar de las trampas dramáticas de la serie, para hacer algo más libre. Algunas historias son mejores que otras, naturalmente. También resulta débil la forma aparentemente feliz en que gran parte de ellas son resueltas. Dada la tensión puesta en escena, la resolución en que la pareja vuelve a abrazarse se hace insuficiente y algo superficial. Resulta evidente que los problemas no se han resuelto y, uno imagina, volverán a nacer cuando los personajes continúen sus vidas. Cinematográficamente, la serie tampoco vuela mucho. Swanberg no es un cineasta muy cuidado con la forma -suele poner la cámara del modo más funcional e invisible posible-, pero aquí la puesta en escena se ve especialmente chata. El formato de 30 minutos deja poco espacio para los silencios o los tiempos muertos, para ir construyendo la atmósfera o la emoción. Restricciones, quizás, propias de la serie televisiva. El conjunto, sí, permite tener una buena perspectiva de la mirada de Swanberg sobre la pareja. Para él, las relaciones suelen exigir que alguno de los dos renuncie a una parte importante de sí en pos del proyecto mayor. Esta renuncia, sin embargo, tiene costos que, más temprano que tarde, terminan por aparecer.