El Mercurio, 29 de junio de 2014
Opinión

Perspectivas y desafíos de los países emergentes y de Chile

Vittorio Corbo.

El favorable escenario externo que tuvieron los países emergentes en los últimos años está llegando a su fin. Dicho escenario fue especialmente bueno para los países emergentes exportadores de productos primarios, cuyo principal mercado era China, lo que apuntaló un superciclo de buenos precios de sus productos de exportación.

Ese buen escenario externo muchas veces estuvo unido a un mejor marco de políticas e instituciones macroeconómicas más sólidas en los países emergentes, que permitieron mantener la inflación controlada y evitar excesivas apreciaciones reales. Al final, los buenos términos de intercambio y la solidez macroeconómica de estos países les permitió sortear los efectos de la Gran Recesión mundial a un costo reducido.

Sin embargo, la desaceleración en el crecimiento de China de los últimos dos años y los anuncios e implementación de la reducción de compras de bonos por la Fed ya tuvo efectos importantes en los países emergentes a través de caídas en términos de intercambio y ajuste de políticas internas y volatilidad, lo que ha tenido efectos en su crecimiento. Como resultado, desde comienzos del año pasado hasta ahora las proyecciones de crecimiento para este año de los países emergentes ya se han corregido a la baja, desde 6 a 4,6%.

Mirando hacia delante, lo más probable es que el escenario externo de los países emergentes para la próxima década sea bastante menos favorable, debido a la prolongación de la desaceleración en el crecimiento de China, mientras transita hacia un modelo de crecimiento más sostenible y avanza en la convergencia hacia los niveles de ingreso per cápita de países más desarrollados, y a condiciones financieras que se tornarán menos favorables cuando las economías avanzadas comiencen a retirar sus estímulos monetarios.

Aunque por el lado positivo se proyecta una recuperación de los países avanzados, esta sería a tasas muy moderadas como para compensar los efectos negativos de los dos primeros factores. Frente a este escenario, los países emergentes tienen que prepararse para enfrentar sus efectos, y deben, al mismo tiempo, enfocarse en remover obstáculos internos que restringen su potencial de crecimiento.

Este tema es parte central de un reciente informe del Fondo Monetario Internacional, titulado Emerging Markets in Transition: Growth Prospects and Challenges.

En cuanto a las perspectivas, el informe tiene un escenario externo muy parecido al presentado más arriba, y postula que una de sus consecuencias será un menor dinamismo de la inversión, afectada por condiciones financieras menos favorables y acotados retornos de la expansión de la producción de productos primarios, mientras que el crecimiento del empleo estará limitado, en muchos casos, por el envejecimiento de la población.

Finalmente, el informe estima que el crecimiento de la productividad total de factores, ausente en las grandes reformas pro crecimiento, se reducirá también, debido a que, por su naturaleza cíclica, los aumentos de los últimos años no son sostenibles. Como resultado de estas fuerzas, el informe estima que el crecimiento potencial de los países emergentes en el período 2013-2017 será, en promedio, 1,25 puntos porcentuales anuales menor que el alcanzado en el período 2003-2012.

El informe recomienda que los países emergentes se preparen para enfrentar este escenario. En la parte macro, deben fortalecer sus políticas e instituciones macroeconómicas para mantener una inflación en torno a la meta, y cuentas fiscales y externas ordenadas, de manera que frente a shocks externos tengan la capacidad de poder introducir políticas contracíclicas.

En cuanto a medidas para incrementar el crecimiento potencial, el informe aconseja realizar reformas estructurales encaminadas a elevar la productividad total de factores. En el caso de Chile -uno de los cuatro países analizados en más detalle en el informe-, se recomienda que los esfuerzos para mantener altas tasas de crecimiento potencial se centren en aumentar la productividad total de factores y la inversión privada.

Para estos fines, se señala en particular que reformas en la educación y en el mercado laboral ayudarían al crecimiento y ampliarían sus beneficios, facilitando también una mejora sostenible en la distribución del ingreso. Para esto, el informe recomienda concentrarse en mejorar el acceso a una educación y capacitación de calidad y en resolver los cuellos de botella en los sectores eléctrico y de infraestructura.

En la misma dirección, un informe reciente del Banco Mundial, titulado Perspectivas Económicas Globales, plantea que ahora que la recuperación de los efectos de la crisis del 2008 ya se ha completado, que el crecimiento de China se está reduciendo y que las condiciones financieras globales se tornarán más estrechas, el crecimiento de los países emergentes se verá afectado.

El informe plantea también que muchos países emergentes ya están enfrentando restricciones de capacidad que se han tornado muy visibles, destacando, en particular, los casos de Brasil, India, Sudáfrica y Turquía. Como el informe destaca, en el caso de países exportadores de productos primarios, un factor restrictivo adicional será la caída en términos de intercambio.

Todas estas proyecciones hay que tomarlas con un salero lleno de sal, pero el mensaje central es claro: lo más probable es que en ausencia de reformas pro crecimiento, el crecimiento potencial de los países emergentes se reduzca en los próximos años, especialmente para los países exportadores de productos primarios.

En Chile vale la pena tener en cuenta este escenario externo menos favorable, para así preparar a la economía para los ajustes necesarios y, al mismo tiempo, redoblar los esfuerzos en mantener un ambiente favorable a la inversión y mejorar la productividad. En cuanto a la preparación de la economía ante ajustes futuros, hay que ser cuidadosos a la hora de negociar aumentos en el salario mínimo, uno de los más altos como proporción del salario medio dentro de los países de la OCDE, por los efectos negativos que puede tener en el desempleo de las personas con baja calificación, en un contexto de desaceleración económica patente.

En cuanto a las soluciones que se proponen para aumentar la productividad y el producto potencial, estas apuntan a mejorar ciertas áreas que ya se han identificado en estudios de otros organismos internacionales y de centros de investigación del país, incluyendo el libro Oportunidades para el Crecimiento en Chile, que se presentará el jueves próximo en el CEP.

Tanto los artículos contenidos en este libro como otros estudios a nivel internacional plantean que, además de mantener un robusto marco de políticas e instituciones a nivel macroeconómico, es necesario avanzar en facilitar la movilidad del trabajo, fortalecer la formación de capital humano desde etapas tempranas, resolver los problemas del sector eléctrico de manera eficiente, mejorar el funcionamiento del mercado de capitales, facilitar el acceso al crédito y al mercado financiero a empresas pequeñas y medianas, y reducir barreras al emprendimiento y a la innovación.

Más aún, hoy urge mejorar la institucionalidad para la formulación y discusión de reformas para aumentar la productividad, creando una instancia que incorpore tanto la preparación técnica de éstas como también la discusión abierta con la sociedad civil, para así ayudar a enfrentar los problemas de economía política, que muchas veces impiden que reformas que benefician a gran parte del país, y especialmente a los más pobres, se puedan llevar a cabo.