La Tercera, 29 de junio de 2014
Opinión

¿Qué se puede hacer para superar la trampa del ingreso medio?

Vittorio Corbo.

Texto: Mauricio Rodríguez Kogan / Fotografía: Andrés Pérez

CHILE alcanzó un ingreso de US$ 19.000 por persona el año pasado. ¿Qué falta para que pueda ubicarse cerca del promedio de la Ocde?, se pregunta Vittorio Corbo en su oficina de investigador senior del Centro de Estudios Públicos (CEP).

En términos comparativos, el PIB per cápita de la Ocde es nada menos que el doble del nacional, y el camino a transitar para rozar ese nivel es extenso y requiere reformas en varias áreas, sugiere un libro editado por el ex presidente del Banco Central y que presentará esta semana.

Growth opportunities for Chile (Oportunidades de crecimiento para Chile) es el producto de dos años de trabajo de 17 académicos, resultando 10 artículos que tratan materias que van desde el sector eléctrico chileno hasta propuestas para mejorar la calidad del servicio público y la productividad. Todo esto, para salir del territorio que algunos economistas llaman “trampa del ingreso medio”.

Entre los especialistas que contribuyeron al libro está el economista del MIT Daron Acemoglu; Harald Beyer (CEP); Alexander Galetovic (U. de los Andes); Fernando Lefort (U. Diego Portales); Alejandro Micco, actual subsecretario de Hacienda; Andrea Repetto (U. Adolfo Ibáñez); Klaus Schmidt-Hebbel (U. Católica), y el propio Corbo, entre otros.

Estos trabajos son comentados al final del libro por Corbo, Acemoglu, Ricardo Caballero (MIT), Patricio Meller (U. de Chile) y el ex consejero del Banco Central Jorge Marshall.

Así, Growth opportunities… recoge algunas de las mejores experiencias internacionales sobre qué hace a una economía crecer y desarrollarse.

Un eje es la confianza en la capacidad del mercado para asignar recursos. En las primeras páginas se hace eco de la tradición schumpeteriana, echándose de menos que en Chile la destrucción creativa de empresas esté dificultada por factores diversos: ley de quiebras, altas indemnizaciones por despido y limitado acceso de las pymes al crédito.

No sólo eso: el libro parte y termina con cuestionamientos a las políticas industriales de desarrollo. Algunas se le atribuyen al informe final de la Comisión de Crecimiento del Banco Mundial que lideró el Nobel Michael Spence (U. de Stanford) en 2008, y otras a Acemoglu, autor del superventas internacional Por qué fracasan las naciones (2012).

“Creo que intentar fabricar mercados más grandes a través de alguna política industrial es verdaderamente una mala idea, porque los gobiernos no son buenos en escoger sectores ganadores y este es un proceso muy político”, cita el libro a Acemoglu.

Qué hacer

Una de las principales tareas que se desprenden del libro es la de reactivar la productividad. De acuerdo a una nueva metodología propuesta por Corbo y otro investigador del CEP, Ricardo González, la productividad total de los factores productivos ha sido negativa desde 1998.

Entre las razones que ayudan a explicar esa tendencia se encuentran un alto costo de la energía y la pobre productividad de algunos grandes sectores económicos.

El artículo de Corbo y González afirma que el crecimiento del PIB no cayó de la misma forma que la PTF, porque ha estado apuntalado por la acumulación de capital. Pero ya que el capital está sujeto a rendimientos decrecientes, advierten que será “crecientemente difícil para el país sostener el actual nivel de expansión del PIB”.

Una forma de contrarrestar esto, sugieren los autores, sería facilitar la incorporación de mujeres y jóvenes sin calificación al mercado laboral: si en cinco años se lograran insertar 700.000 personas, el PIB crecería 0,8% más por año en cada uno de esos ejercicios, explican.

Para esto es necesario controlar el alza del salario mínimo y reducir los costos de despido, sugieren.

También en el mercado laboral, dicen Repetto y Micco en su artículo, hay regulaciones que reducen la productividad. Esto ocurre por la vía de trabar el ajuste de las empresas en tiempos de shock económico, y a través de normativas que permiten la subsistencia de empresas poco eficientes.

Desde 2004, sostienen, se evidencia una mayor coexistencia de empresas de alta productividad con otras de baja productividad que, por ejemplo, no se daba en la época dorada del crecimiento en Chile, desde 1986 a 1997. Esto, argumentan, provoca un declive en la productividad en general.

Repetto y Micco precisan que sus cálculos “sugieren que las regulaciones laborales no son neutrales” y proponen cambios en los regímenes horarios de los trabajadores, en el pago de indemnizaciones y en el financiamiento de las salas cuna.

Capital humano

Chile podría ser más rico si acelerara el cierre de la brecha de productividad que lo separa de economías desarrolladas. El problema es que actualmente el país avanza muy lento en esa dirección. Así se afirma en el estudio que Rodrigo Fuentes y Verónica Mies -ambos de la U. Católica- presentan en Growth opportunities… Chile ha hecho un esfuerzo exiguo en ampliar su inversión en I+D e incluso en educación.

Sus cálculos en torno a años de escolaridad indican que “Chile debiera estar invirtiendo más de tres veces” su nivel actual y que una “baja calidad educacional es el cuello de botella que traba una mayor inversión en I+D”.

Mejorar el capital humano y las condiciones para aumentar la I+D y estimular la adopción de nuevas tecnologías, dicen los autores, son condiciones urgentes para seguir avanzando.

En 1999, el economista de la U. de Harvard Robert Barro dijo lo mismo en un comentado paper publicado por el Instituto de Economía de la U. Católica. Si Chile podía elevar en un año la escolaridad secundaria y terciaria al nivel de la Ocde, el impacto hubiera sido un impulso al crecimiento de 0,7% por año, calculaba.

Quince años después, los datos de la Ocde muestran que Chile continúa rezagado y la discusión hoy sigue siendo la misma.

“Si sabemos estas cosas, entonces, ¿por qué no las hemos hecho?”, reflexiona Corbo. “Hace 15 años se sabían, y algunas se saben hoy con más fuerza”, sentencia en conversación con La Tercera. Hay muchos problmas de economía política, sugiere el académico. “Producir educación de calidad es más difícil que producir pan de buena calidad; requiere saber cómo se organiza el sector, cómo se incentiva”, añade.

Esta discusión está contenida en el artículo de Klaus Schmidt-Hebbel en Growth opportunities…, en que elabora modelos que muestran la relación entre liderazgo político, proceso legislativo y calidad de las instituciones y de las políticas económicas. Con ello, determina que la desigualdad del ingreso implica menos crecimiento.

“A pesar del consenso sobre las áreas que necesitan reformas, la adopción de políticas que abarcan estos temas enfrenta reveses de política económica. Chile debe mejorar su proceso de formulación de políticas y sus instituciones para superar estas dificultades”, dice el libro en sus primeras páginas.