La Tercera, 29 de octubre de 2014
Opinión

Recursos para salud

Carolina Velasco O..

Más allá de la discusión respecto de si el porcentaje de aumento del presupuesto para el sector salud realmente refleja la prioridad que la ciudadanía ha señalado que este sector requiere (el incremento es de 11,8%, levemente superior al incremento total del presupuesto de 9,8%), es relevante evaluar si los recursos dispuestos resultarán en las mejoras que la población demanda. En el caso del Fonasa, es evidente que los reclamos apuntan a los tiempos de espera, falta de especialistas y de horas médicas. En el caso de las Isapres, éstas van por el lado de la cautividad y precios. Ambos reclamos -registrados en encuestas de la Superintendencia de Salud- responden a las formas en que cada subsistema (Fonasa y las Isapres) se ajustan ante la escasez: el Fonasa, al no poder subir los precios, genera listas de espera y las Isapres suben los precios.

Los datos sobre del número de doctores y de camas hablan por sí solos: 1,7 médicos por cada 1.000 habitantes versus 3,2 para el promedio de la Ocde; 2,2 camas por cada 1.000 habitantes versus 4,8 para el promedio de la Ocde en 2011.

Dado que los médicos y los centros de atención son complementarios, el importante incremento de la inversión en infraestructura que viene en el presupuesto de 2015 de poco servirá si no se cuenta con el personal necesario para atender a los pacientes. Por ello, se requiere entender y abordar las causas del déficit de doctores, puesto que, al menos desde el punto de vista de su retribución, parece una carrera muy atractiva (sus ingresos líquidos son entre 4,5 y 7,2 veces más altos que para el promedio de las personas en Chile, según cifras de la Casen). En ese sentido, el incremento de 1.000 nuevas becas para especialidades médicas para 2015 es un avance, pero insuficiente para abordar este problema de manera integral. Además, los directores de los nuevos (y antiguos) hospitales necesitan herramientas que les permitan administrar adecuadamente sus recintos y competir en igualdad de condiciones con los privados, por ejemplo, estableciendo sus propios salarios o bonos en base a sus necesidades. Los países que han realizado reformas en este aspecto han avanzado en mayor autonomía y descentralización de los prestadores estatales.

En el ámbito de salud primaria, el aumento de los recursos que se propone para 2015, si bien es positivo puesto que en principio permitiría mejorar la atención en dicho nivel al descongestionar los hospitales, no logrará su objetivo si no se cambia el mecanismo de pago. Hoy se entrega un monto per cápita por persona inscrita que motiva a los consultorios a registrar a la mayor cantidad de pacientes posible; sin embargo, no los incentiva a realizar una buena atención posterior. Por el contrario, más bien fomenta la derivación de pacientes a los hospitales. Otros países han combinado la entrega de un monto por persona con métodos de pago por servicio, sobre todo de aquellas prestaciones que se quiere estimular, como las preventivas o las de fácil solución en este nivel.

Abordar dichos problemas, así como permitir al sector privado interactuar con el sector estatal, puede mejorar la oferta y con ello disminuir el déficit mencionado, reduciendo los precios y ojalá también terminando con las listas de espera.