La Tercera, 20 de agosto de 2018
Opinión

Remezón liberal

Leonidas Montes L..

La prestigiosa revista The Economist está celebrando sus 175 años de existencia con un back to basics al liberalismo. Hace dos semanas comenzó con un apartado filosófico que denominaron “The brains trust” y que tuvo como protagonista a John Stuart Mill.

El argumento o la necesidad para que la revista fundada en 1843 se detenga a reflexionar sobre el liberalismo es simple y potente: «los liberales, que guiaron al mundo por casi 30 años, están en el mercado en busca de nuevas ideas». Como el mundo cambió con la crisis financiera del 2008, qué mejor que salir a escudriñar el legado de los grandes pensadores liberales para buscar algunas respuestas para los nuevos desafíos del siglo XXI.

Según The Economist, si las grandes luminarias del pensamiento liberal estuvieran vivas, habría tres temas que les preocuparían.

Primero, la erosión de la realidad a través de las fake news y la distorsionada realidad viral. El rol de la buena fe y lo razonable en el debate público, nos recuerda el semanario británico, se está perdiendo. Si bien el liberalismo florece con el intercambio y la competencia, los argumentos deben sostenerse sobre bases sólidas. El gran Adam Smith, el filósofo moral que pasó a ser reconocido como el padre de la economía, sostenía que el intercambio debe ser fair and deliberate. El uso de la palabra fair es significativo. Aunque por cierto tiene una connotación moral, es un concepto anglosajón que no tiene traducción. Puede ser honesto, justo o simplemente referirse a normas sociales que no necesariamente son leyes o restricciones impuestas. Por eso en algunos deportes hablamos del fair play. Y sabemos que el intercambio, más allá de los bienes y servicios, también se extiende al mundo de las ideas y los argumentos. Pero no es fácil competir en esta nueva cancha. Por eso, el primer desafío de los liberales es enfrentar esta competencia unfair en el uso y abuso de la información. O sea, recuperar el fairness y reasonableness en el partido por las ideas.

El segundo desafío es el creciente desgaste de las libertades individuales ante el riesgo de lo que Alexis de Tocqueville llamaría «la tiranía de las mayorías». Esta realidad, que los liberales han combatido por mucho tiempo, hoy azota a varios países. Por último, The Economist nos zarandea al recordarnos que los grandes pensadores liberales hoy lamentarían los titubeos o, mejor dicho, la falta de compromiso con las bondades y los beneficios del progreso.

No debemos olvidar que los grandes pensadores liberales no sólo vivieron cambios, sino también revoluciones y guerras. En el siglo XX tuvieron que enfrentar al totalitarismo que hoy aflige a países como Venezuela, Cuba y Nicaragua.

La importancia del liberalismo en Chile ha quedado de manifiesto en un reciente debate local. Pero para un Chile cada vez más liberal, es tiempo de repensar estos tres grandes desafíos con la prudencia y lucidez que tuvieron los grandes del liberalismo.