La Tercera, 7 de enero de 2015
Opinión
Educación

Sistema de admisión

Andrés Hernando, Fernando Ochoa, Harald Beyer, Sylvia Eyzaguirre T..

El diputado Jaime Bellolio cuestiona nuestra propuesta de sistema centralizado de admisiones. El modo como califica nuestra propuesta (mezcla de PSU con tómbola), la descripción de la evidencia internacional (con errores importantes) y la forma como termina su columna (“ningún algoritmo centralizado lo hace mejor que las familias al momento de elegir qué es mejor para sus hijos”) sugieren que no la ha entendido.

Ella permite que las preferencias de los estudiantes se expresen en plenitud y que se maximice la posibilidad de que asistan a los colegios que les interesan. Por ello, promueve mucho más intensamente la libertad de elección -una preocupación de Bellolio-, tanto respecto del proyecto de ley como también respecto del esquema actual. Este no está institucionalmente protegido de prácticas discriminatorias. Nuestra propuesta, en cambio, elimina esa posibilidad.

Además, tiene la ventaja de allegar mucha información a las familias mejorando su toma de decisiones y reduciendo posibles asimetrías. Conjuntamente con mejorar la información para la toma de decisiones, nuestra propuesta elimina la posibilidad de comportamientos estratégicos. Que estos problemas parecen estar presentes en Chile queda en evidencia al constatar que estamos en una situación en que, por un lado, se postula a muy pocos colegios y, por otro, muchos alumnos se cambian de colegio entre primero y sexto básico.

El sistema centralizado permite una postulación a numerosos colegios y no impone ninguna barrera artificial. El diputado parece estar mal informado de la experiencia internacional. En Boston se permite elegir hasta 12 planteles y si bien entre las prioridades que se promueven allá se encuentra el domicilio de los estudiantes, no hay una lista previa definida por la autoridad. Tampoco existe esta disposición en nuestra propuesta y ninguna otra que restrinja la elección a “un puñado de establecimientos”.

Adicionalmente, ella es compatible con que los colegios informen ampliamente a los padres respecto de sus proyectos educativos y los reciban en sus aulas para explicarle sus alcances; incluso, y esa es una discusión que trasciende el diseño del sistema de admisión, para que los colegios definan prioridades no discriminatorias respecto de los postulantes.

La implementación del sistema centralizado no es compleja y no depende del número de colegios involucrados. Es cierto que en Boston (y en otros lugares) tomó un tiempo prudente, pero ello fue consecuencia de los cambios a un sistema que había dañado las confianzas, porque tenía errores serios de diseño. Precisamente, nuestra propuesta se basa en estas mejoras y no en el sistema fallido. Con todo, recomendamos que el sistema de admisión centralizado sea aplicado gradualmente y que su administración quede en manos de una institución autónoma.

Estamos conscientes que el sistema de admisiones que proponemos no resuelve todos los problemas que presenta el proyecto de ley que preocupa a Bellolio, pero si se optara por él se habría dado un paso importante para elevar y perfeccionar la libertad de elección en la educación escolar y ello es muy positivo.