Pulso, 1 de diciembre de 2017
Opinión

Un análisis en frío de las elecciones 2017

Loreto Cox A., Ricardo González T..

Los resultados de la elección parlamentaria indican que hubo un giro a la derecha, el cual medimos por medio de la razón izquierda/derecha, tanto en votos como escaños. Además, en la coalición de derecha aumentó fuertemente el peso del centro.

Como hemos visto en estos días, los análisis post elecciones suelen carecer de objetividad y templanza, e incluso caen fácilmente en el oportunismo. Es por eso que, al igual que para las elecciones municipales 2016, optamos por definir los criterios con que evaluaríamos esta elección antes de la misma, es decir, en frío, y los publicamos hace tres semanas.

Con ello nos atamos, racionalmente, a una forma determinada de analizar lo ocurrido el 19 de noviembre. Ahora, tras la elección, sólo tomamos los datos y los contrastamos con nuestros criterios predefinidos. A continuación, los principales resultados de nuestro análisis [Ver «Las elecciones 2017 en frío. El día después»].

¿Qué podemos decir de esta elección? En cuanto a la parlamentaria, a la Nueva Mayoría (NM) le fue mal, ya que, en todos los indicadores que usamos, su votación se encuentra muy por debajo del margen definido en base a su rendimiento histórico, y bastante por debajo del peor rendimiento de la Concertación. Por el contrario, a la derecha le fue bien en términos de escaños en las dos cámaras, pese a que su rendimiento en votos estuvo dentro de los márgenes pasados. Finalmente, la izquierda que no es parte de la NM, representada en esta elección principalmente por el Frente Amplio (FA), tuvo un buen resultado en la Cámara, tanto en votos como en escaños, superando sus máximos históricos.

 

Los resultados de la elección parlamentaria indican que hubo un giro a la derecha, el cual medimos por medio de la razón izquierda/derecha, tanto en votos como en escaños. Por su parte, en la coalición de derecha aumentó fuertemente el peso del centro (medido a través de la fuerza de todos los partidos excluyendo a la UDI), mientras que en la NM el peso del centro (medido por la fuerza de la DC) no varió consistentemente.

De los trece partidos creados después de 2013 que compitieron por escaños, diez no alcanzaron el umbral de votos necesario y serán disueltos. Tres de ellos seguirán como partidos: Evópoli, Revolución Democrática (RD) y Federación Regionalista Verde Social. De ellos, RD obtuvo un buen resultado, pues superó el rendimiento de un partido tradicional (el PC).

Las cuotas de género, en tanto, fueron parcialmente efectivas, ya que, pese a que aumentaron las mujeres en ambas cámaras, la brecha de éxito entre los candidatos hombres y mujeres creció bastante respecto de elecciones pasadas. Por otra parte, el porcentaje de parlamentarios reelegidos estuvo por debajo del margen que establecimos basado en las elecciones anteriores, tanto en la Cámara como en el Senado.

En tanto, la Cámara terminó considerablemente más fragmentada en términos de pactos políticos. La fragmentación del Congreso es relevante, porque cuando los escaños están repartidos en demasiados partidos o coaliciones, puede afectarse la estabilidad del sistema político y cambian las estrategias para negociar acuerdos.

Finalmente, sobre la presidencial, concluimos que la NM (Goic y Guillier) tuvo un mal resultado, inferior al peor resultado histórico de algún candidato de la Concertación. A la izquierda fuera de la NM le fue bien, superando el mejor resultado histórico de la suma de candidatos de izquierda desde 1989.

Y en cuanto al desempeño de los candidatos individualmente, a Goic le fue muy mal: obtuvo menos de la mitad de la votación DC en concejales en 2016. A Guillier le fue mal, ya que su votación fue menor que el peor resultado histórico de un candidato de cualquiera de las dos mayores coaliciones del país desde 1989. A Kast le fue bien, puesto que superó el mejor resultado histórico de algún candidato de derecha fuera de la coalición conformada por RN y la UDI. A Piñera le fue bien, ya que alcanzó igual brecha con el segundo que en 2009, cuando fue elegido Presidente. Y a Sánchez le fue muy bien, puesto que superó la votación que obtuvo ME-O en 2009.

En suma, las elecciones mostraron pésimos resultados para la NM, y buenos para la derecha y para la izquierda fuera de la NM, en especial para el FA. En los próximos cuatro años tendremos un Congreso con algo más de mujeres, con menos parlamentarios reelegidos y más fragmentado, así como una bancada de derecha más moderada.