Si las encuestas son una foto que nos ayuda a desentrañar los fenómenos, también son un saludable baño de realidad y racionalidad.
En diciembre del año 2019, en medio de la convulsión del estallido social, se realizó la encuesta presencial CEP. Durante el trabajo en terreno pasaron muchas cosas. El Banco Central intentaba contener el alza del dólar. La COP25 partía en Madrid. Se anunciaba un bono de $100.000 para familias vulnerables. El colectivo Las Tesis hacía su debut. El Senado aprobaba la acusación constitucional contra el ministro Chadwick. El Tribunal Constitucional rechazaba el recurso por el primer retiro. Vándalos saqueaban y quemaban la iglesia de Carabineros. En seguida nos golpeó el covid-19.
Aunque quedamos bien magullados y golpeados, la encuesta CEP lanzada ayer nos muestra que estamos saliendo. El trabajo en terreno se realizó entre el 25 de julio y el 1 de septiembre. La agenda estuvo marcada por cuestiones políticas. Se conformó la mesa directiva de la Convención Constitucional. La Lista del Pueblo elige a Cuevas, enseguida surge Ancalao y su candidatura también se cae. La comisión de Derechos Humanos de la Convención intenta dejar fuera a Arancibia. Provoste es elegida candidata de Unidad Constituyente. Y 17 convencionales se bajan de la Lista del Pueblo para formar “Pueblo Constituyente”. Todo esto, por cierto, tuvo impacto.
Partamos por lo importante. El tema que hoy más preocupa a los chilenos no son las pensiones, salud o educación. Es “delincuencia, asaltos, robos”. Si a fines de 2019 esta era la quinta preocupación de la ciudadanía, hoy es la primera. La seguridad pasó a liderar. Y no solo eso. El narcotráfico debuta en la encuesta CEP. Para los chilenos es un problema tan importante como los sueldos. Y mucho más importante que la desigualdad. Esto es un llamado de atención a lo que realmente preocupa a los chilenos.
Algunos resultados de la última encuesta son alentadores. Por ejemplo, la ciudadanía vuelve a recuperar la confianza en las instituciones. En cuanto a las reglas del juego, un 59% de los chilenos cree que “hay que obedecer las leyes siempre”. Y como otra muestra de que hemos dejado atrás el estallido social, si a fines del 2019 un 55% apoyó las manifestaciones, esta cifra cae a 39% (y si entonces solo un 11% las rechazaba, hoy un 26% las rechaza).
Hay un récord que es necesario resaltar. Un 31% de los chilenos considera que su situación económica es “buena o muy buena”, un 53% dice que no es “ni buena ni mala” y solo un 15% la califica de “mala o muy mala”. Si comparamos con encuestas anteriores, este es el mayor registro. Sin duda, otra señal poderosa contra el cuarto retiro.
Los chilenos siguen confiando abrumadoramente en la democracia y se ha recuperado la confianza en su funcionamiento. Si a fines del 2019 solo un 50% pensaba que la democracia funcionaba muy bien, bien o regular, en esta encuesta esa cifra aumenta a 65% (y si un 47% pensaba que funcionaba mal, hoy solo un 30% lo piensa).
En términos de confianza, como si todos los ataques contra los expertos se desvanecieran, las universidades que, dicho sea de paso, representan el pensamiento y la reflexión ponderada, son la institución que genera mayor confianza. Sin embargo, en esta sección sobre la confianza en las instituciones aparece una cifra preocupante. Pese a que la encuesta se realizó antes del escándalo de Rojas Vade, la Convención Constitucional cuenta solo con un 24% de confianza. Esta cifra la ubica detrás de Carabineros, que posee un 26%. Sin embargo, ante la pregunta por los acuerdos en la Convención Constitucional, un 61% valora “privilegiar los acuerdos, aunque se tenga que ceder posiciones”.
Aunque la encuesta CEP resuena en la palestra pública por la contingencia política, lo cierto es que su aporte va mucho más allá de las próximas elecciones. Si las encuestas son una foto que nos ayuda a desentrañar los fenómenos sociales, políticos y económicos, también son un saludable baño de realidad y racionalidad.
