La Segunda, 25 de noviembre de 2014
Opinión

Venezuela, Max y la fortuna

Leonidas Montes L..

La semana pasada, José Antonio Viera-Gallo viajó a Venezuela para conocer en vivo la realidad de ese país y visitar a Leopoldo López, el popular ex alcalde de Chacao en Caracas y líder de la oposición venezolana que se encuentra injustamente encarcelado desde febrero del año pasado. Nunca recibió la autorización para visitar al líder, que fue acallado tras los barrotes. Sin embargo, junto a la hermosa y apasionada Lilian Tintori, esposa de López, Viera-Gallo fue a la cárcel donde lo mantienen sin libertad. Y sin comunicación. El diálogo que Viera-Gallo y Lilian Tintori sostienen con el coronel a cargo es notable.

En nuestro país, donde el socialismo es variopinto y a menudo ambiguo en relación a los derechos humanos —a muchos sólo les gusta mirarse el ombligo—, la actitud de Viera-Gallo es encomiable. Fue coherente y valiente para corroborar en vivo lo que sucede en Venezuela. Ojalá otros próceres de nuestra izquierda, haciendo gala de su trayectoria, emularan su valioso gesto. Insulza, desde su importante cargo en la OEA, no ha sido un ejemplo de consecuencia. Al contrario. Pareciera más preocupado de nuestra realidad y de las futuras elecciones en el PS que de lo que sucede en Venezuela.

El legado que dejó Chávez, emulando al gran Fidel, es triste y deplorable. Una democracia ultrajada mediante la lenta y sostenida violación del estado de derecho. Y un país riquísimo, al borde de la ruina. En Venezuela se estableció la dinastía del socialismo del siglo XXI. Pero es sólo más de lo mismo. Al final, como en Corea del Norte o Cuba, Chávez designó a su sucesor. Y sus hijas —también herederas— ocupan la residencia oficial de la presidencia.

Es una dinastía populista donde el discurso de la igualdad finalmente lleva a la mayor desigualdad. Y donde los derechos humanos son solamente humanos. ¡Qué diría el gran Andrés Bello si viera en lo que se ha convertido su país!

Venezuela sigue siendo el modelo para muchos ideólogos, sofistas y mecánicos de la retroexcavadora. Si hasta la Universidad Arcis, inspirada en la ideología socialista, fue financiada por Chávez. Y al parecer lucró a costa de muchos jóvenes idealistas. Vaya ironía.

El entramado financiero de la Arcis es complejo. Pero también es reflejo de nuestra hipocresía. Incluso aparece involucrado un prominente personaje cuya historia personal es digna de nuestro propio realismo mágico: Joel Max Marambio, el ex GAP, ex guerrillero, ex regalón de Fidel y ex padrino de ME-O que se hizo millonario en Cuba.

El autor de “Las armas de ayer” debería escribir la segunda parte de su biografía. Sería fascinante. Recordando el concepto de “fortuna” de Maquiavelo, Max Marambio ha coqueteado y seducido a la diosa de los clásicos. Ciertamente es un hombre de “fortuna”. La mejor evidencia es su vida después de las armas.