El Mercurio, 19 de febrero de 2012
Opinión

Vittorio Corbo: ¿Cómo viene el 2012?

Vittorio Corbo.

Hacia fines del año pasado, el producto en Chile llevaba varios meses perdiendo dinamismo afectado por los efectos de una política monetaria que se había tornado algo más restrictiva -para mantener la tendencia inflacionaria en torno al 3%- y por el deterioro del entorno externo. Esto se manifestaba en una tasa de crecimiento anualizada del producto que caía del 5,8% en el primer trimestre a un 5,3% en el segundo, y a sólo un 2,6% en el tercero.

Sin embargo, la economía recuperó algo de dinamismo en el cuarto trimestre, cuando terminó creciendo un 4,4% anualizado (de acuerdo con el Imacec). En cuanto a la demanda interna, en los últimos meses ésta se desacelera, pero sólo moderadamente. A esto debe haber contribuido la baja en la tasa de desempleo y la fuerte expansión fiscal del último trimestre del año pasado.

En cuanto a actividad, los sectores más dinámicos han sido el comercio y las comunicaciones. En contraste, la industria manufacturera ha perdido dinamismo afectada por el deterioro en el entorno externo, y la minería ha perdido dinamismo por el deterioro en las condiciones de oferta.

Otra muestra del dinamismo de la economía se observa en el mercado laboral, con una tasa de desempleo que terminó el último trimestre del año pasado en sólo un 6,6% y en aumentos de los salarios reales en torno al 3% anual.

En tanto, en la economía internacional, y tal como lo anticipaba en mi columna anterior, se ha logrado reducir el riesgo de que la crisis de deuda terminara extendiéndose a la banca europea y al resto de los países de la Zona Euro. A esto han contribuido las agresivas operaciones de financiamiento bancario a tres años del Banco Central Europeo (BCE) y el fuerte compromiso y acción de los gobiernos de Italia y España por reformar sus economías y fortalecer las finanzas públicas.

Sin embargo, la crisis griega está lejos de resolverse, la paciencia de sus socios en la Zona Euro muestra señales de agotamiento, y la probabilidad de que más temprano que tarde termine en un default, con consecuencias difíciles de predecir, ha aumentado. Además, los efectos recesivos de corto plazo de los ajustes fiscales comienzan a mostrar sus efectos con caídas del PIB en Italia y España y una intensificación de la contracción en Grecia y Portugal, lo que a su vez dificulta la reducción de los déficits fiscales y el mantenimiento de los programas de ajuste. Esto se refleja en una nueva baja en la clasificación de riesgo, tanto de los bonos soberanos como de la banca europea. Con todo, de vuelta de vacaciones nos vamos a encontrar con una economía chilena con mejores perspectivas de crecimiento que a fines del año pasado. Pero también hay nubarrones. Como consecuencia del aún alto dinamismo de la demanda interna y del apretado mercado laboral, la inflación es ahora un problema al superar el 4% anual y sin visos de descender en los próximos meses.

Esto se ve con claridad al observar que la inflación de no transables ha vuelto a superar el 5% anual, mientras que la inflación de transables, que fue negativa hasta finales del 2010, ahora está en torno al 4% anual.

En el frente externo hay algunas buenas noticias. Primero, como mencioné previamente, la probabilidad de escenarios extremos muy negativos -de una gran crisis europea con contaminación a la banca internacional, al resto de los países de la Zona Euro y a la economía mundial-, se ha reducido.

Segundo, como resultado de lo anterior, en los últimos dos meses los precios de los activos financieros se han recuperado, su volatilidad se ha reducido y el apetito por riesgo ha aumentado. Tercero, existen señales de que China estaría logrando un aterrizaje suave con un crecimiento que, después de un débil primer trimestre, debiera repuntar para terminar sobre el 8% este año, y las cifras de Estados Unidos muestran que su recuperación sigue tomando tracción.

Estas son buenas noticias para Chile, porque debieran contribuir a sostener un precio del cobre por encima de los tres dólares y medio este año.

Con todo, en el escenario central se proyecta que la economía mundial crecería en el año 2012 en torno a medio punto porcentual menos que en el 2011, y el crecimiento de los países avanzados se mantendría en niveles bajos por 3 a 4 años. Lo que ha cambiado es que la probabilidad de escenarios más catastróficos se ha reducido.

Pero el escenario externo todavía tiene importantes riesgos. Estos son: (1) una profundización de la crisis europea como resultado de un default desordenado de Grecia (y eventualmente de Portugal) o de la incapacidad de los líderes europeos de implementar y sostener los programas de ajuste; (2) un fracaso en la creación de un súper fondo para proteger los mercados de deuda de Italia y España frente a un deterioro de Grecia y Portugal; (3) un aterrizaje no tan suave de China; y (4) shocks geopolíticos inesperados (Irán es un candidato). En el lado positivo, la recuperación de los EE.UU. nos puede seguir sorprendiendo positivamente.

Con este escenario, lo más probable ahora es que empujado por el consumo privado, que está apoyado en las muy buenas condiciones del mercado laboral y en la inversión asociada a la reconstrucción, a los proyectos de concesiones y a la expansión de la minería, el crecimiento de la economía chilena sea algo superior al 4% anual (en base 2003).

Pero la inflación puede terminar siendo un problema más difícil de lo contemplado hace sólo unos meses. Así, salvo que la situación internacional se deteriore mucho más allá de lo que se puede prever con la información que conocemos hasta hoy, el regreso de la inflación al 3% anual no va a ser una tarea fácil. Sin duda que este escenario de inflación influyó en la decisión de política monetaria que tomó el Banco Central esta semana.

En resumen, el pronóstico de crecimiento de la economía chilena es algo más despejado de lo que se preveía hace un par de meses y aunque los riesgos de tormenta han disminuido, éstos siguen siendo altos. Y el origen más probable de estas tormentas es un deterioro de la crisis europea. Sin embargo, la inflación va a seguir siendo un problema.

«De vuelta de vacaciones, nos vamos a encontrar con una economía chilena con mejores perspectivas de crecimiento que a fines del año pasado. Pero también hay nubarrones. Como consecuencia del aún alto dinamismo de la demanda interna y del apretado mercado laboral, la inflación es ahora un problema al superar el 4% anual y sin visos de descender en los próximos meses».