El Mercurio
Opinión

Y ahora aumentan la incertidumbre y los riesgos del escenario externo

Vittorio Corbo.

Y ahora aumentan la incertidumbre y los riesgos del escenario externo

Las señales que ha dado el Presidente electo indican conciencia de las restricciones económicas. Lo manifestó claramente en su discurso del día de la elección, diciendo ‘expandiremos los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal’. Cumplir con esta afirmación parece todavía más urgente.

A una serie de problemas internos, los cuales analicé en mi columna anterior, ahora se suman la incertidumbre y los riesgos del entorno externo. En particular, se ha materializado tanto el riesgo de un deterioro de la pandemia a nivel mundial, como el riesgo de que las altas tasas de inflación en Estados Unidos y la Zona Euro deriven en un alza pronunciada de las tasas de interés internacionales. Obviamente, todo esto afectaría la recuperación global y el acceso a financiamiento de los países emergentes.

Con respecto a la pandemia, el mundo está enfrentando una pronunciada ola de contagios asociada a la variante Ómicron, cuyos niveles por millón de habitantes superan con creces los máximos registrados hasta ahora en Estados Unidos y Europa (principalmente en Francia, el Reino Unido, España e Italia). En nuestra región, los contagios por millón de habitantes se han disparado también en Argentina y Uruguay. En China, el aumento de los contagios es más leve, pero su política de tolerancia cero ha derivado en confinamientos estrictos para ciudades enteras. Dado que China es un importante eslabón de la cadena de suministro mundial, los riesgos de un deterioro mayor de los problemas globales de abastecimiento ya existentes y de exacerbar la aceleración de la inflación en el mundo aumentan.

Por el lado económico, los efectos de la nueva ola de contagios debieran ser menores que en olas anteriores dado que, con la excepción de China, otros países han recurrido a confinamientos menos extremos. Sin embargo, aumentan las ausencias laborales cuyos efectos ya comienzan a observarse en la recuperación global. En esta dirección, los índices de los gerentes de compras —un indicador concurrente de actividad— de diciembre muestran que las manufacturas redujeron marginalmente su velocidad de expansión tanto en Estados Unidos como en la Zona Euro y el Reino Unido. En contraste, la recuperación de los servicios, sectores que son la parte mayoritaria de la actividad agregada, perdió impulso en forma generalizada, e incluso en Alemania se contrajeron.

Lo que es más preocupante para Chile es el deterioro de las perspectivas de China. El gigante asiático ha experimentado, además de las nuevas restricciones a la movilidad, los efectos de la severa restricción crediticia impuesta por los reguladores a las empresas inmobiliarias, el apretón regulatorio a las empresas tecnológicas, problemas de abastecimiento de energía y, últimamente, a raíz de la desaceleración de la actividad, condiciones de oferta crediticia más restrictivas a toda la economía. El deterioro de las perspectivas de China aumenta el riesgo de un menor crecimiento global y de una corrección de los precios de metales, incluyendo el cobre, con grandes efectos en los países que exportan metales y otros productos básicos.

Otro riesgo de la economía global es el que emana del generalizado aumento de la inflación, que ha resultado más persistente de lo proyectado y ha sorprendido a los bancos centrales. Estas altas tasas de inflación están relacionadas con los masivos apoyos fiscales y monetarios y la persistencia de los problemas en las cadenas globales de suministro. El alza sostenida de la inflación ha generado reacciones de los bancos centrales, con el fin de evitar un espiral de precios-salarios que termine retroalimentándola. En Estados Unidos, la FED ha estado reduciendo la compra de bonos y en la minuta de su reciente reunión de su comité de política monetaria, publicada esta semana, concluyeron que “considerarían aumentar las tasas de interés más pronto y más rápido que lo anticipado”, y discutieron sobre la necesidad de comenzar a disminuir el tamaño de su balance.

Por su parte, el Banco de Inglaterra fue más allá y sorprendió al mercado con la primera alza de tasas en 3 años, subiéndola 15 puntos base, alcanzando un 0,25%. En tanto, el Banco Central Europeo (BCE) ha reaccionado hasta ahora de manera más tímida, confirmando el término de su Programa de Compras de Bonos por la Pandemia en marzo próximo. El riesgo es que la persistencia de inflaciones altas fuerce a la FED —y eventualmente al BCE— a subir las tasas en forma significativa. Esto podría resultar en una importante desaceleración de la economía global, caídas de precios de productos primarios y dificultades en acceso a financiamiento externo de los países emergentes con alta deuda externa. De lo anterior podemos concluir que el escenario externo se ha deteriorado, es más incierto y riesgoso.

En Chile, el Presidente Boric va a iniciar su período con una economía interna sobrecalentada, en pleno ajuste y con un escenario externo amenazante. Los principales desafíos del próximo gobierno serán adecuar su programa al nuevo escenario externo y al ajuste que requiere la economía. Este ajuste se hace incluso más necesario y urgente frente a la mayor incertidumbre y los mayores riesgos del escenario externo. En particular, su objetivo de ampliar los derechos sociales tiene que ser consistente con el escenario macroeconómico, para reducir la incertidumbre en el corto plazo y hacer sostenible su financiamiento en el largo.

Las señales que ha dado el Presidente electo indican conciencia de las restricciones económicas, e interés en mantener la responsabilidad fiscal y la estabilidad macroeconómica. Esto lo manifestó claramente en su discurso del día de la elección, diciendo “expandiremos los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal, lo haremos cuidando nuestra macroeconomía”. A la luz de los desarrollos externos de las últimas semanas, cumplir con esta afirmación parece todavía más urgente.

Otro problema que tiene que enfrentar es que, aunque el mercado laboral ha retomado impulso en los últimos meses, aún falta recuperar cerca de 450.000 empleos para volver a los niveles de empleo pre-estallido (septiembre del 2019). Más aún, dado el crecimiento de la población activa desde entonces, se necesitan unos 280.000 empleos adicionales para recuperar la tasa de empleo pre-estallido, totalizando 730.000 empleos. Los empleos más rezagados en su recuperación son los de mujeres y jóvenes con bajos niveles de escolaridad. En estas circunstancias, la nueva administración tendrá que ser cuidadosa con la intensidad y amplitud de sus reformas laborales.

A lo anterior, hay que agregar la imperiosa necesidad de restablecer el orden público y así reducir otra fuente de incertidumbre y enfrentar la gran demanda de la población por seguridad ciudadana.

Pero en momentos como el actual, también es importante recordar las grandes fortalezas del país: un marco institucional macro-financiero sólido (Banco Central, Comisión de Mercados Financieros, Consejo Fiscal Autónomo, Regla fiscal), una institucionalidad de competencia comparable a la de los países de la OCDE y una economía de mercado abierta al mundo. Estos activos institucionales son una muy buena base para seguir progresando y hacer factible el financiamiento de los derechos sociales en forma responsable.