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Algunas lecciones de la primera ola de la pandemia

Carolina Velasco O..

Algunas lecciones de la primera ola de la pandemia

A casi 5 meses del primer caso confirmado de COVID-19 en Chile, es posible tener un poco más de perspectiva -aunque siempre insuficiente- para evaluar las medidas tomadas, en cuanto a su efectividad, magnitud, temporalidad y oportunidad.

A casi 5 meses del primer caso confirmado de COVID-19 en Chile, es posible tener un poco más de perspectiva -aunque siempre insuficiente- para evaluar las medidas tomadas, en cuanto a su efectividad, magnitud, temporalidad y oportunidad. Recientemente, con un grupo de investigadores chilenos y extranjeros analizamos la relación entre las estrategias adoptadas y la evolución de los casos y muertes en 5 países de Latinoamérica. Dicho trabajo nos permitió obtener algunas conclusiones a considerar, tanto para la reapertura, como para futuros rebrotes.

La primera lección indica que, para enfrentar exitosamente una amenaza de esta magnitud, que va más allá del ámbito sanitario, se requiere de una estrategia integral. Abordar sólo uno o algunos de dichos ámbitos tiene una alta probabilidad de socavar el objetivo de contener la propagación del virus y con ello minimizar sus costos (en salud, mortalidad, educación, violencia, economía, pobreza, entre otros). Lo mismo ocurre con la aplicación tardía o gradual de las medidas, que enlentece la contención del virus y, por tanto, exige mantener las medidas restrictivas por más tiempo, alargando y profundizando los efectos de la pandemia.

La estrategia debe contener medidas asociadas al menos a cuatro áreas: (i) Mitigación y contención del virus, como distancia social, cuidado personal, cuarentenas, cierre de fronteras y colegios, para disminuir y ojalá parar el contagio. Se debe tener especial énfasis en los grupos de mayor riesgo. (ii) Económico -como subsidios, aplazamientos de pago de cuentas, facilitar acceso al crédito y manejo de tasas de interés-, medidas que tienen como objetivos que las personas puedan quedarse en casa, evitando salir a trabajar y reducir el impacto en la economía de los hogares y del país. (iii) Sanitario, que involucra, por una parte, el fortalecimiento de la capacidad de atención (hospitales, centros primarios, personal de la salud), para tratar adecuadamente a cada persona. Y, por otra, la detección de casos (testeando también a los asintomáticos) y rastreo de sus contactos, para aislar a los contagiados lo antes posible y hacerles un adecuado seguimiento (evitando incumplimientos de cuarentenas y detectando necesidades de tratamiento). (iv) Manejo de la pandemia, cuyo objetivo es que haya una sola estrategia nacional coherente y clara. Requiere, por tanto, de la adecuada coordinación y consideración de las opiniones y visiones de los diversos niveles, actores y esferas del país (territorial, gubernamental, político, sectorial, etc.), así como una comunicación transparente, directa y completa con la población.

Un segundo aprendizaje es que estas medidas no funcionan igual en todos los países y deben ser adecuadas a cada realidad. Como se ha visto en Chile, el cumplimiento de cuarentenas difiere en países donde la tasa de informalidad y pobreza es mayor, ya que parte de la población vive de lo que gana en el día o en la semana. En esos casos el apoyo económico en las primeras etapas es fundamental, sobre todo para los más vulnerables. Asimismo, es probable que quienes viven en lugares más densos o con mayor hacinamiento, requieran en mayor medida el uso de residencias sanitarias para pasar la cuarentena.

Finalmente, y sobre todo en países donde las instituciones no son tan sólidas o hay desconfianza, es fundamental contar con un plan de acción que se base en el conocimiento y la evidencia respecto de lo que ha funcionado en el pasado, que a la vez sea flexible para adecuarse a la realidad, y que considere a los representantes de los diferentes ámbitos de la sociedad. Parte importante del éxito en estos desafíos pasa por la unidad con que se enfrenta, por lo tanto, un plan con estas características permite que haya una sola voz y una hoja de ruta clara para todos.