Red diarios regionales El Mercurio, 1 de julio de 2018
Opinión
Modernización del Estado

«Comienza un proceso largo, tortuoso, en el que hay que convencer al mundo político»

Leonidas Montes L..

Es un desafío gigantesco y quiero valorar el coraje político de querer asumir este desafío, porque qué hacen los gobiernos: lo chutean, es un tema que todos prefieren dejar para el próximo gobierno.

Por Luis Alberto Pino Gumucio

El Presidente Sebastián Piñera anunció recientemente la conformación de un comité asesor permanente para la modernización del Estado con el objetivo, declaró en la oportunidad, que «sea un aliado para quebrar resistencias y para avanzar sin pausa y con prisa hacia un Estado propio de este siglo». Un desafío mayúsculo, explica en esta entrevista Leonidas Montes, director del influyente Centro de Estudios Públicos (CEP) y uno de los 12 integrantes que tendrá esta nueva instancia.

Al frente del CEP desde marzo de este año, Montes saluda el impulso al más alto nivel para poner al Estado en el único lugar donde enfatiza que debe estar: al servicio de los ciudadanos. Más sencillo de plantear que de concretar, sobre todo -plantea Montes- porque la naturaleza de las dificultades es política y no cree que haya un convencimiento transversal en ese mundo para avanzar en una agenda modernizadora.

«Las críticas a Gloria de la Fuente (directora ejecutiva de Chile 21 y otra integrante del comité) son un ejemplo de que en ciertos sectores del PS no existe ánimo de cooperación», ejemplifica el director del CEP. Y sigue: «Los think tanks (centros de estudio) siempre han estado disponibles para trabajar en temas de Estado. Así se hizo, por ejemplo, en la comisión Engel, donde no recuerdo a ningún partido oponiéndose o criticando la participación de alguno de sus miembros. La crítica a Gloria de la Fuente, cuyo interés es contribuir a un proyecto de largo plazo, es muy poco republicana. Nos sobran los políticos y parlamentarios preocupados de la próxima elección y nos faltan los que piensen en la próxima generación».

– Entre las recomendaciones de la Comisión de Modernización del Estado que convocó el CEP ya estaba la de crear una instancia asesora como la que finalmente se concretó esta semana. Parece que el CEP ya se anotó un punto…

– Claro, pero más que importante para el CEP este es un tema muy urgente y necesario para el país. En el CEP llevamos dos años y medio trabajando en este proyecto de modernización del Estado, que en el fondo es acercar el Estado a la ciudadanía. Lo más importante que se logró, en un comienzo, es juntar a cuatro think tanks, los que estamos trabajando en dos grandes temas paralelamente a esta comisión presidencial: gestión de personas y gestión de información.

– Se trata de un comité que está formado por representantes de centros de estudio y de otros ámbitos, varios de los cuales, como el CEP, investigan la modernización del Estado hace tiempo. Desde el punto de vista de su operatividad, ¿cómo visualiza el trabajo de esta instancia?

– Ha habido muchas iniciativas para modernizar el Estado. Se trabaja desde la primera reforma al Estado con Ricardo Lagos, en los años 90, lo que fue un gran aporte, la Alta Dirección Pública, etc. Existe bastante consenso académico con respecto a la importancia de hacer esto. Esta comisión, presidida por Ramiro Mendoza, quien estuvo ocho años en la Contraloría y conoce las entrañas y vísceras del Estado, no va a trabajar de esa manera, sino que vamos a partir evaluando una reforma para la digitalización y la gestión de información. Es un primer gran paso, pero esto es un proceso mucho más largo. La intención del Presidente (Piñera) es que sea permanente, o sea que trascienda a este gobierno. Hay que valorar esa visión de largo plazo tan importante para un desafío que políticamente es muy difícil.

– ¿Pero cómo visualiza el proceso de trabajo entre los integrantes, con tanta investigación previa en la modernización del Estado?

– El desafío es político. Esto tiene que permear al mundo político, a los legisladores en general, porque hay muchas iniciativas que requieren del Congreso. Hay otras que se pueden hacer de manera más directa, a través de decretos o cuestiones administrativas, pero las reformas más difíciles y más importantes requieren la participación del mundo político. En la sociedad chilena de hoy una de las grandes tareas es darnos cuenta de que esto no es un capricho académico o de personas en algún think tank estudiando cómo suceden las cosas en Nueva Zelandia y Australia, sino que es algo que Chile necesita ya para el Siglo XXI. En esto comparto el diagnóstico del Presidente de la República: que es algo urgente. Esto requiere de mucho coraje político, porque al mundo político le cuesta cambiar las cosas. Estamos hablando del Estado, que es fundamental para la ciudadanía. En el tema de la información, el Presidente lo dijo: cómo es posible que los documentos que maneja el Estado se los exija a los ciudadanos para los trámites. Eso es del Siglo XX, no del Siglo XXI. Me tocó ver, en una notaría del sur, a un tipo a la salida con una impresora, una batería y un celular que le cobraba a la gente 300 pesos por certificado. Su negocio era cobrar por el certificado de nacimiento, por el rol tributario exento del pago de contribuciones, los imprimía con el celular. Que el Estado le facilite la vida a los ciudadanos es un primer paso muy importante, pero es un proyecto de mucho más largo alcance.

– El CEP ha planteado poner al ciudadano al centro de las preocupaciones del Estado. ¿A qué se refieren exactamente?

– Si analizas las encuestas, en el CEP tenemos encuestas hace más de 30 años, cuál es el peor prestador de servicios: el Estado. La gente no está satisfecha con el servicio del Estado. Esto se ve en muchas cosas. Hay una palabra fundamental que he ocupado en muchas ocasiones: dignidad. El ciudadano chileno, independiente de su origen, situación, merece un trato digno por parte del Estado. Esto se ve en salud, en los trámites que necesitas hacer para conseguir cualquier cosa. Es muy importante que el Estado esté al servicio de la gente y no la gente al servicio del Estado, como ocurre en muchas ocasiones.

– En ese sentido, ¿qué debiera significar una modernización del Estado para los ciudadanos que viven en las regiones?

– El Estado es el fundamento y la base de todo. Después viene una segunda etapa, que tiene que ver con la regionalización. Esto viene después de mejorar todo este sistema que es el gobierno central. El gobierno central es una primera etapa, la etapa fundamental, los cimientos sobre los cuales se construye todo. De ahí vienen todos los temas que tienen que ver más directamente con lo municipal, con las reformas que se han implementado en términos de regionalización, que son muy importantes y que también hay que tratar de ir mejorando. Son desafíos importantes.

– ¿Diría que poner al Estado al servicio de los ciudadanos en las regiones pasa necesariamente por la descentralización?

– No necesariamente. Tiene que tener un orden. No puedes poner la carreta antes de los bueyes y lo primero es el gobierno central, el Estado como lo conocemos en su base. Después viene este proceso que ya está avanzando, el cual hay que ir moviendo en la misma dirección y de manera coordinada. El Estado es de todos los chilenos. Olvidamos una cuestión fundamental, pero muchos ciudadanos, y usted me habla de la gente en las regiones, piensan que el Estado es un ente gigantesco que, en vez de facilitarte la vida, te la ahoga o te la hace más difícil. Debiera ser justamente al revés, porque los dueños del Estado son los ciudadanos. El Estado ha sido una creación de los ciudadanos para los ciudadanos. Chile ha perdido un poco esa mirada de lo que es el Estado. El Estado no es un botín de los partidos políticos, no es un botín de los parlamentarios, no es un botín de los intendentes. El Estado es una construcción social de los ciudadanos para los ciudadanos, ese es el punto fundamental. Cuando exista esa concepción y se empiecen a mejorar cosas gradualmente, podremos ir avanzando hacia la regionalización.

– Entiendo lo que plantea de avanzar en forma gradual; sin embargo, en Chile hace ya rato que se instaló una agenda descentralizadora. En 2020, incluso, habrá elecciones de gobernadores regionales. ¿Cree que esta agenda, tanto en su fondo como en su forma, está bien enfocada?

– Voy a partir por la forma: finalmente se logró algo importante, la idea de que haya gobernadores elegidos, eso es muy importante. Me parece que la regionalización es importante desde los puntos de vista económico, político y social, porque son las regiones las que realmente saben dónde están sus necesidades. Pero en la forma hay que ser muy cuidadosos. A mi juicio, como está ahora, la ley no está hecha de la manera más adecuada. Qué es lo que se hizo lo voy a poner en términos muy simples, porque en todas estas cosas hay economía política. Estamos haciendo varias cosas en las que hay que ser cuidadosos. Por ejemplo, esta idea de ir creando regiones no es la mejor, eso hay que mirarlo cuidadosamente. El tema de los gobernadores regionales, que me parece una muy buena idea, a futuro hay que tomarlo con prudencia porque no se trata sólo de elegirlos, sino de saber cuáles van a ser sus atribuciones. Ahí tenemos un déficit que discutir. Los intendentes van a pasar a ser delegados presidenciales, esa economía política es bastante compleja y hay que ser cuidadosos.

– ¿Por qué dice que crear más regiones no es una buena idea?

– Es mucho mejor que las comunidades, que las provincias tengan sus propios gobiernos, porque son los que conocen realmente las necesidades. Creo que esta idea de sacar nuevas regiones obedece al hecho que no tenían representación ciudadana. Cuando tengamos gobernadores elegidos democráticamente eso se debería diluir. Ya hay una estructura y, en la medida que tengamos un gobernador elegido democráticamente, también hay que ver la economía política. Primero sepamos cuáles son las atribuciones, rayemos bien la cancha, para que no haya conflicto con los delegados presidenciales y no haya conflicto, que los va a haber, son inevitables, con los parlamentarios de cada región. ¿Qué van a ver los parlamentarios? Una amenaza.

– Conectado con lo que dice de los legisladores, una cosa es darle forma, en el papel, al diseño de un Estado moderno y otra el cambio cultural que eso supone, por lo que implica en términos de pérdida de poder en el contexto de un país históricamente muy centralizado. ¿Cómo visualiza ese proceso?

– En eso soy moderadamente optimista porque creo que es sano que las regiones tengan sus propios gobiernos, por así decirlo, pero teniendo muy claro el rayado de cancha y las atribuciones. No es un tema baladí. Esta ley fue un gran paso, los parlamentarios están permitiendo competencias futuras, en un país tan centralizado como el nuestro. Todavía es bien ambiguo lo que se ha hablado respecto a cuáles van a ser las atribuciones de los gobernadores, las de los delegados y cómo pueden cohabitar con los parlamentarios. Por eso es muy importante lo que los ingleses llaman rule of law, que sea lo más claro posible. El Estado de Derecho y las atribuciones. Esto va a tener una cierta mejora en la mala percepción de la política entre los chilenos. El hecho de que haya gobernadores elegidos democráticamente puede volver a acercar la ciudadanía a la política, canalizar las demandas de manera mucho más consciente de los desafíos de la comuna, la región, la provincia, etc. Cuidemos que esto no se transforme en una olla de grillos, en una buena idea mal implementada.

– En el documento Un Estado para la Ciudadanía, el CEP plantea la necesidad de «contar con subsecretarios profesionales dedicados expresa y exclusivamente a la gestión de los servicios a su cargo»; también propone que «su selección debería ajustarse a un proceso en la línea de la ADP (Alta Dirección Pública). ¿En qué debería concretarse esto, por ejemplo, para el caso de la Subsecretaría de Desarrollo Regional? Se lo pregunto por la importancia y papel histórico que ha cumplido con las regiones como puente con el gobierno central.

– La idea que los subsecretarios tengan un rol más de gerente tampoco es una idea nueva. Se trata de desligar a los subsecretarios de una carga administrativa y que puedan ser, para los ministros, una especie de gerentes. Es una forma de darle más agilidad a la administración de los ministerios. El caso de la Subdere es distinto, por la asignación de recursos a las regiones.

– Un comentario crítico frecuente es que la Subdere es «sólo» eso, recursos para las regiones…

– El desafío no es sólo para la Subdere, es una realidad política que se vive a todo nivel. Por eso que el Presidente le haya encargado al ministro Secretario General de la Presidencia, Gonzalo Blumel, que es un hombre que sabe mucho de esto, una de las personas que mejor conoce el Estado en Chile, que haya puesto a Ramiro Mendoza, quien también lo conoce (al Estado), es muy positivo. Va a permitir avanzar y que sea permanente. Nos va a permitir avanzar gradualmente, porque no es llegar y cambiar las cosas de un día para otro. Hoy se critica al gobierno por la lentitud en nombrar…oye, el gobierno tiene que nombrar 2 mil cargos, es una cifra salvaje, 300 de confianza directa del Presidente. Es muy difícil, tenemos que avanzar hacia un servicio civil mucho más profesional y estable, que se mantenga y que trascienda los gobiernos. Para que nos hagamos una idea, en el Estado en general, si metes a las Fuerzas Armadas, las empresas estatales, debe haber casi un millón de personas. Es un desafío gigantesco y quiero valorar el coraje político de querer asumir este desafío, porque qué hacen los gobiernos: lo chutean, es un tema que todos prefieren dejar para el próximo gobierno. Ahora, por primera vez, se ve un empuje presidencial, a cargo del ministro Secretario General de la Presidencia, para hacer una comisión permanente que va a comenzar un proceso largo, tortuoso, difícil, en el que va a haber que convencer al mundo político.

– Y con todo lo que ha cambiado la composición del Congreso y la dinámica política, con un Gobierno que no tiene mayoría en ninguna Cámara, ¿cree que hay un convencimiento transversal, desde el Frente Amplio hasta los distintos sectores del oficialismo, para avanzar en esta agenda modernizadora?

– Creo que no. El Presidente Piñera está apostando su capital político, el que, insisto, todos los políticos prefieren soslayar o postergar. En todo el mundo es así, esto es economía política básica. El Gobierno no tiene mayoría en el Congreso y eso lo hace mucho más desafiante. Lo que veo es que el término del binominal ha creado muchas facciones: el Frente Amplio es un frente demasiado amplio y eso va a generar conflicto; por otro lado, la Democracia Cristiana está en una situación muy difícil, una izquierda que ya no está desconcertada, como estaba antiguamente, sino que está buscando su rumbo y bastante desorientada, y un Gobierno que no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras. Entonces, esto va a ser un proceso difícil y creo que la mejor forma de avanzar es que la ciudadanía se dé cuenta de la importancia de avanzar. En la medida que sea la misma sociedad la que demande un Estado para la sociedad, va a permitir que los políticos se tengan que unir a esta tarea.

Nota: Esta entrevista fue publicada en los siguientes diarios regionales:

El Llanquihue

Austral de Osorno

Austral de Valdivia

Austral de Temuco

El Sur de Concepción

Crónica de Chillán

El Diario de Atacama

El Mercurio de Calama

El Mercurio de Antofagasta

El Mercurio de Valparaíso