Adolfo Fuentes es coautor junto a Rodrigo Vergara del estudio del CEP en el que se indica que los países que alcanzaron el PIB de Chile tuvieron luego un crecimiento promedio de 2,5%.
El crecimiento económico volvió a la conversación pública. No solamente porque comenzó la discusión del presupuesto, sino porque además la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central arrojó que los expertos consultados por el organismo estiman que la expansión sea de un 3%, lo que representó una baja en comparación a la medición anterior, que llegó al 3,1%.
En este contexto, en el que además el propio gobierno reajustó su proyección de crecimiento para este año de un 3,2% a una cifra entre 2,4% y 2,9%, el Centro de Estudios Públicos publicó el estudio «Un aporte a la discusión del crecimiento de largo plazo en Chile«, donde los investigadores Rodrigo Vergara -ex presidente del Banco Central- y Adolfo Fuentes -magíster en Economía-, cambian el foco de la discusión actual, enfocada en cuánto puede crecer Chile en el largo plazo, a uno más simple: «¿Cuánto crecieron los países que superan a Chile en PIB per cápita en los años posteriores a que alcanzaron el PIB per cápita chileno actual?».
«Los países de la OCDE que superan a Chile en PIB per cápita crecieron en promedio a 2,5% per cápita en los 10 años siguientes a alcanzar el nivel chileno actual«, señala la principal conclusión del estudio, en la cual además se sostiene que si se incluye en la muestra a Taiwán, Singapur y Hong Kong -economías desarrolladas pero que no forman parte del organismo internacional-, «los resultados no cambian mayormente».
En conversación con El Líbero, el investigador del CEP y magíster en Economía, Adolfo Fuentes, explica que en el ambiente político está «instalada la idea de que Chile debe hacer algo para volver a crecer entre el 4% y el 6%, como fue durante los noventas y una parte de la década pasada, sin embargo este artículo trata de decir que los países que nos pasaron no crecieron con esas tasas, de hecho, los casos más exitosos crecieron entre el 4% y el 4,5%«.
«La evaluación de crecimiento que se debiese hacer en Chile es que buenas tasas de crecimiento no van a estar en torno al 5% o 6%, sino más bien en unas que fluctúen entre el 2% y 4%», agrega el experto.
-¿Cuál es la posición de Chile respecto a los países que alcanzaron su mismo PIB?
-Hay que jugársela un poco, porque estos son los países que crecieron después de que nos alcanzaron en 2017, entonces ahora estamos en 2019 y no sabemos quiénes nos van a alcanzar, pero si tuviéramos un crecimiento del 2,7% y eso se mantuviera durante los próximos años estaríamos en el promedio. Actualmente estamos sobre el promedio, en el segundo cuartil. No estamos teniendo un crecimiento bajo en relación a los países con los que nos tenemos que comparar.
-¿Qué impacto tiene el hecho de que países que han alcanzado el PIB de Chile, históricamente, crezcan en torno al 2,5% en la actual discusión política?
-Este documento más que hacer una proyección, hace historia. Lo que vemos es cómo evolucionaron los 10 países que alcanzaron a Chile. El problema de este tipo de estudios es que cada país tiene un contexto distinto, algunos lo alcanzaron en los noventa y otros antes de la crisis de 2008. No obstante, el dato agregado nos da órdenes de magnitud; hubiese sido distinto estar en torno al 3% o 4%, que creciendo al 2,5%. En ese aspecto creemos que la evaluación de crecimiento que se debiese hacer en Chile es que buenas tasas de crecimiento no van a estar en torno al 5% o 6%, sino más bien en unas que fluctúen entre el 2% y 4%. Esto es relevante para el presupuesto, donde se calcula cuánto va a ser el PIB tendencial. Esto no es un proyección, sino que una contribución al debate, porque cuando uno quiere hacer una proyección de crecimiento tiene que calcular cuánto va a crecer la fuerza de trabajo y ahí los inmigrantes han sido un gran aporte que puede aumentar nuestra tasa de crecimiento, porque son más trabajadores disponibles y que ya están formados.
-En el estudio se usa el supuesto de que el crecimiento poblacional es de un 0,8%. ¿Cómo se compara este factor en el crecimiento económico a nivel internacional?
-En este artículo se trabaja en torno al PIB per cápita, una medida que indica cuánto creció la economía, controlado por los habitantes de un país, lo que nos da un 2,5%. Después se tiene que ver cuánto es el crecimiento real, por ejemplo, cuando en Chile hablamos de que el crecimiento va a estar entre 2,5% y 3%, ese es el crecimiento total de la economía, por lo tanto, el per cápita es esa cifra menos lo que creció la población. En ese sentido, este supuesto no afecta el término del cálculo, los países crecieron en promedio 2% per cápita, pero sí puede afectar cuánto es el crecimiento total de la economía para poder calcular. Si fuese un 1% no tendríamos que crecer al 3,3% sino que al 4%.
-Este dato histórico de que los países que alcanzan el PIB de Chile crecen en promedio al 2,5%, ¿sirve para aterrizar las expectativas en torno a la economía?
-Da la sensación de que en el clima político está instalada la idea de que Chile debe hacer algo para volver a crecer entre el 4% y el 6% como fue durante los noventas y una parte de la década pasada. Este artículo trata de decir que los países que nos pasaron no crecieron con esas tasas, de hecho, los casos más exitosos crecieron entre el 4% y el 4,5%. En ese sentido, hay un intento para controlar las expectativas, de cuánto es lo razonable que el país debería crecer y qué medidas se deben adoptar.
-Al principio de este gobierno se tuvieron expectativas muy altas y la economía comenzó a repuntar, pero ahora ese impulso ha tendido a normalizarse y fijar un crecimiento entre el 2,5% y 3%. ¿Esto es lo que puede crecer una economía que ya alcanzó el PIB de Chile?
–Antes éramos un país más chico y los países más pobres tienden a crecer más porque las ganancias son más grandes. Es como cuando en una fábrica tienes un trabajador, por ejemplo, que produce algo y se agrega un segundo trabajador, pero ya no produce lo mismo que el primero y así sucesivamente. Siempre en el agregado se produce más, pero hay un retorno que se da de manera decreciente. Cuando en los noventas crecíamos al 6% o 7% se debía a que éramos muchísimo más pobres de lo que somos hoy. Eso es lo que pasa con China, ellos crecen en torno al 6% o 7%, pero son infinitamente más pobres que nosotros a nivel per cápita, por eso hace sentido que tengan esas cifras. Por eso, en general, en los países OCDE lo que se creció es lo que estamos creciendo nosotros, que es en torno al 2,5%.
-¿Esto que comenta sobre China también se puede aplicar en países de la región que han crecido más que Chile y están alcanzando su PIB?
-Nos han alcanzado países como Perú o Panamá, que han crecido más, pero también porque relativamente son más pobres que nosotros y para ellos es «más fácil» crecer.
«Lo importante del crecimiento es que se tiene que mantener un cierto nivel para lograr mantener y crear empleos»
-La economía es importante no solo para la academia o la clase política, también le importa a la ciudadanía. En ese sentido el «ciudadano de a pie» es objeto de relatos que tienen como hilo conductor el crecimiento, ¿cómo se puede aterrizar este aporte a la discusión?
-La forma más fácil para explicarle a las personas esta situación es en base a sus propios sueldos. Uno al comienzo es estudiante y no gana, luego tiene su primer trabajo y tiene un salto de ingresos importantes, después con los consecutivos aumentos de ingresos uno va ganando más pero cada vez ese aumento es menor. Los aumentos de sueldo no tienden a agrandarse a lo largo de la vida laboral, sino que tienden achicarse y eso es lo mismo que pasa con los países.
-¿Qué significa estar en el cuartil inferior de crecimiento de países que alcanzaron el PIB de Chile?
-Más allá de las cifras, lo importante del crecimiento es que se tiene que mantener un cierto nivel para lograr mantener y crear empleos. Por ejemplo, si un país no crece lo más probable no es que los empleos se mantengan, sino que se destruyan, se necesita una cierta tasa de crecimiento para generar empleos y que esas personas tengan ingresos. En un estudio que vamos a publicar próximamente nosotros calculamos que la tasa de crecimiento debemos tener para que el desempleo se mantenga en Chile es en torno al 2,8%, si el país crece más que eso el desempleo disminuye, pero si decrece el desempleo aumenta.
-¿El 2,8% es una línea roja que no habría que superar?
-Cualquier crecimiento que sea inferior a 2,8% debería preocuparnos, por último, desde un punto de vista social, porque es un crecimiento que no permite mantener el nivel de empleos que tenemos actualmente.
-¿Qué medidas se podrían tomar para que Chile se ubique en el primer cuartil de crecimiento?
-Uno de los temas recurrentes que se habla en Chile sobre crecimiento es la productividad, Chile ha tenido niveles decrecientes de productividad a lo largo del tiempo, según la Comisión Chilena de Productividad estamos en torno al 1% y eso tiene que ver con el poco nivel de valor agregado que se la da a los productos, por ejemplo, se exporta cobre y se importan computadores. Hay que avanzar en otorgar un mayor valor agregado a los mercados. Por otro lado, están los niveles de competencias que hay en el país, en general se piensa que la mayoría de los mercados se encuentran dos o tres grandes empresas y eso puede ser un problema para términos del concepto porque al final puede haber oligopolios que generan una baja competencia.
-En el estudio se menciona que el único país que logró superar el techo de crecimiento fue Irlanda, ¿cómo lograron hacer eso?
-Irlanda es un caso muy especial porque durante los setenta era uno de los países más pobres de Europa. Ellos hicieron una apertura comercial importante y lograron capturar un centro financiero en Europa, que es lo que quiere hacer Chile en América Latina. Irlanda es un país estable, bien ubicado y con una población relativamente homogénea, aprovecharon esas ventajas en la Unión Europea y liberalizaron la economía en un continente donde la mayoría de las economías son mixtas; al hacer esto se volvieron un centro atractivo para las industrias. Incluso ahora, la incertidumbre que ha generado el Brexit lo único que ha hecho con Irlanda es potenciar eso, si uno ve las noticias la mayoría de las empresas que estaban en Londres no se están yendo a París o Berlín, sino que a Irlanda.