«Lo cierto es que el mundo mapuche se siente chileno y que la solución integral al conflicto combina diálogo y seguridad».
Ayer miércoles se dieron a conocer los resultados de la encuesta especial CEP N° 87 que enfocó su trabajo en las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Se encuestó a un total de 2.915 personas, de las cuales 1.374 se autodefinen como mapuche y 1.541 no lo hacen. El objetivo de este estudio es recoger las percepciones, actitudes y expectativas de las personas que habitan en esa zona. Los resultados ayudan a entender la realidad y a disipar algunos mitos que se han generado en torno al mundo mapuche.
Dentro de la población mapuche, un 45% se siente “chileno y mapuche al mismo tiempo”, un 21% se siente “mapuche primero y chileno después”, un 17% “mapuche” y un 11% “chileno” a secas. La evolución de estas percepciones refleja un proceso de cambios. Si el 2006 un 48% de los encuestados se identificaba únicamente como mapuche, el 2016 bajó a 38% y este año alcanzó solo un 17%. En cambio, la proporción de “chileno y mapuche al mismo tiempo” aumenta de 28% el 2006, a 39% el 2016, para alcanzar un 45% este año. Al parecer, la comunidad mapuche parece sentirse más chilena de lo que suponemos.
Es más, ante la consulta por cómo debe ser Chile, solo un 12% de los mapuche prefieren un Estado plurinacional, un 22% un Estado multicultural y un 48% un Estado nación. Y al ser consultados por la posibilidad de un Estado mapuche independiente, un 70% rechaza esta idea.
Ahora bien, es triste constatar que un 70% de los mapuche no habla ni entiende su lengua. Sin embargo, sigue siendo un sentido anhelo que el mapudungun sea una lengua oficial al igual que el español. Lo más importante para los mapuche es “conocer su historia”, “hablar su lengua” y que “no se les discrimine”. Pero en relación a esto último, consultados por los malos tratos, un 24% cree que se producen por su “clase social”, un 18% simplemente porque “todos reciben malos tratos” y solo un 15% lo atribuye a su “etnia, raza o cultura de origen”. La discriminación por ser mapuche que usualmente asumimos parece no ser tan aguda.
En términos políticos, la población mapuche es menos de izquierda que la no mapuche, y la población total de esas regiones es más de derecha que la nacional. En cuanto a la confianza en las instituciones, un 58% de los mapuche confían en las universidades, un 50% en la PDI, un 43% en las empresas agrícolas y ganaderas, un 41% en Carabineros y un 40% en las Fuerzas Armadas. Respecto a los problemas que debería enfrentar el Gobierno, vaya sorpresa, lidera “delincuencia, asaltos y robos”, seguidos de “pensiones” y “salud”, todo esto muy en línea con la percepción del país. Y si el “longko”, el “presidente de la comunidad”, la “machi” y el “werkén” cuentan con sobre un 50% de confianza, solo un 17% confía en los “convencionales con escaños reservados”.
Otro resultado interesante dice relación con la propiedad de la tierra. Un 68% prefiere que las personas y sus familias sean dueñas, y solo un 26% prefiere que las tierras sean comunitarias. Consultados sobre la posibilidad de tomar las tierras por la fuerza, un 59% la rechaza, un 26% cree que se justifica en algunas circunstancias y solo un 11% cree que se justifica siempre. Y en cuanto a los conflictos, si el año 2016 solo un 16% creía que eran “entre gente pobre y gente rica”, este año aumentó a un 33%. Otro resultado sorprendente es su relación con Carabineros: un 64% de los mapuche cree que es “Muy o algo amable”.
Al final surge una luz de esperanza. Consultados por las medidas para lograr la paz, un 55% cree en “el diálogo entre todos los grupos en conflicto”, un 28% en “mayor presencia de Carabineros” y otro 18% en “parlamentos entre el Estado y el pueblo mapuche”. Lo cierto es que el mundo mapuche se siente chileno y que la solución integral al conflicto combina diálogo y seguridad.