El Mercurio, 20 de abril de 2014
Opinión

E. Matte: «El desarrollo del país generó una clase media muy fuerte, pero no hemos sabido responder a sus necesidades»

Eliodoro Matte L..

El empresario define como un momento «clave» en la historia del país el nuevo escenario político y social en el que el Centro de Estudios Públicos pondrá a prueba su nuevo diseño. «Nuestras convicciones están cuestionadas y hay que defenderlas con evidencias, no bastan los eslóganes», asegura.

por M. Soledad Vial

No tuvo un 2013 fácil y no lo esquiva. Hace 30 años que el Centro de Estudios Públicos (CEP) ocupa un lugar preferente de su tiempo, y la exposición que este tuvo por la partida de su director y las fuertes críticas a su encuesta también preocuparon a Eliodoro Matte. No lo oculta y responde de frente, aunque no sea amigo de las entrevistas, porque ve en esas turbulencias la nitidez de nuevos desafíos. «Estamos pasando de una etapa de informalidad a una de madurez que hace tiempo evaluábamos, y no culpo a nadie, porque como presidente soy el principal responsable», afirma y muestra los documentos de la nueva fundación CEP, que dará holgura financiera y proyección en el tiempo (ver recuadro) al centro de estudios fundado en 1980.

Fortalecer su influencia en el debate público, la generación de estudios rigurosos y sus vínculos con otros centros son los desafíos que delineó en diciembre el nuevo director, Harald Beyer, en su plan para los próximos cinco años. Un diseño institucional que también renovó sus investigadores y áreas de estudio para un momento que Matte define como «clave» en la historia del país.

«El país cambió» es una frase que repite, también que ni el mundo político ni el económico supieron darse cuenta a tiempo de las correcciones que eran necesarias. Hoy siente que ambos están puestos a prueba. «Nuestras convicciones están cuestionadas, hay que defenderlas con convicción y evidencias, no bastan los eslóganes», dice seguro de la ruta que emprendieron y que debe ser refrendada el próximo 9 de mayo, cuando comiencen a regir los nuevos estatutos del CEP.

«La fundación no tendrá ninguna influencia en el trabajo del CEP»

-¿El fondo de US$ 50 millones fue aportado por igual o su familia fue la principal donante y seguirá pesando más al interior del CEP?
-No son todos los aportes iguales aunque muy similares y, en promedio, son US$ 5 millones por cada una de las 10 familias fundadoras que tienen los mismos derechos.

-¿El fondo garantiza independencia al trabajo del CEP si se conocen sus aportantes y usted preside también la fundación?
-La fundación hará ver sus puntos de vista en el consejo y el comité ejecutivo, pero no tendrá ninguna influencia en el trabajo de investigación e intelectual que el CEP decide libremente. La fundación elige un tercio del consejo que designa con total libertad a las autoridades del CEP, y yo pondré mi cargo a disposición en la reunión de mayo.

-¿Pero no fijó un horizonte de tres años para dejar la presidencia?
-En mayo entrarán a regir los nuevos estatutos del CEP y corresponde elegir nuevo consejo y mesa directiva. He dicho que estoy disponible para encabezar por un periodo más la presidencia del CEP, después debe asumir gente joven muy capaz que se ha ido sumando, como Leonidas Montes, Salvador Said, Joaquín Villarino, Carlo Solari, entre otros.

-En su carta de retiro, Arturo Fontaine habló de presiones de los «financistas», también lo dijo el consejero David Gallagher. ¿Efectivamente se pusieron más duros los donantes por algunas posiciones que tomó el CEP?
-No fuimos prolijos en lo comunicacional y la salida de Arturo se prestó para múltiples interpretaciones, en un momento de mucha crispación política por la acusación constitucional contra Harald (Beyer). Todo eso está hoy superado.

-¿Pero influyó ese año difícil con la salida de Fontaine y las críticas a su encuesta, en que decidieran iniciar esta nueva etapa?
-Hace mucho tiempo que veníamos madurando la necesidad de despersonalizar e institucionalizar el CEP, renovar sus autoridades y formar este endowment (fondo). Obviamente que estas interpretaciones nos hicieron acelerar los cambios, lo que no significa tuición sobre los investigadores o el director, ninguno ha denunciado jamás presiones de algún donante. Estamos pasando de una etapa de informalidad a una de madurez, y no culpo a nadie, porque como presidente soy el principal responsable.

-En lo personal, ¿cómo vivió el quiebre con Fontaine después de 30 años?
-Por supuesto que me ha dolido. Le tengo un tremendo aprecio y gratitud a Arturo, a la enorme labor que permitió al CEP contribuir decisivamente a la transición política y al afianzamiento de la economía de mercado en el país. Esta nueva etapa requería de un gobierno corporativo más fuerte y una rendición de cuentas propios de una institución moderna y que dependa menos de las personas.

«No nos dimos cuenta a tiempo de que era necesario hacer correcciones»

-En otras campañas presidenciales los candidatos pasaron por el CEP en publicitadas cumbres, esta vez no fue así. ¿Hay una pérdida de influencia?
-El CEP se constituyó en un lugar de encuentro muy importante, porque se establecieron muchas confianzas entre personas que pensaban distinto, como el acuerdo nacional de los 80 o el diálogo entre los primeros gobiernos democráticos y los empresarios, cuando no había mucha confianza. Hoy el país cambió, es un nuevo Chile, hay desconfianza en las instituciones, en la política.

-¿Cómo puede influir hoy el CEP? Dirigentes de la Nueva Mayoría consideran que esos grandes acuerdos políticos y sociales «inmovilizaron» al país más que hacerlo avanzar.
-No comparto esa visión negativa, siempre serán necesarios grandes consensos y acuerdos cuando hablamos de reformas trascendentales para el país, como la educacional o la constitucional. El CEP debe influir con investigación muy profunda y de calidad que aporte ideas al debate y a las élites, que tienen responsabilidad pública.

-¿Tienen cabida en un escenario político que sigue atento los dictados de los movimientos sociales desde la calle?
-No hay duda de que sí. Las élites intelectuales, políticas y académicas son muy importantes para resolver las deficiencias del sistema que los movimientos sociales pusieron en el tapete.

-¿Debe tomar hoy el empresario una posición en los asuntos públicos?
-Por supuesto que los empresarios debemos tener una posición sobre los asuntos públicos y contribuir a que existan profesionales, académicos e intelectuales que produzcan buenas ideas para los problemas urgentes del país. El país está en un momento clave de su historia; enfrenta nuevos desafíos para seguir avanzando. La experiencia de países más desarrollados muestra que instituciones independientes como el CEP ejercen una labor de refinamiento del debate público que favorece los acuerdos que exigen las reformas más complejas.

-¿Cree que los mismos empresarios han afectado su prestigio con casos como La Polar, farmacias y, ahora, Cascadas?
-Son todos casos puntuales pero han tenido un efecto muy malo, con un castigo muy grande al prestigio de los empresarios. Todos los que tenemos responsabilidades públicas, políticas y económicas, no nos dimos cuenta a tiempo de que era necesario hacer correcciones; que había mercados muy concentrados, problemas de regulación y créditos muy altos en las universidades, situaciones como la Universidad del Mar que es un engaño enorme. Fue un despertar muy violento del que no responsabilizo ni a los empresarios ni a la clase política; el desarrollo del país generó una clase media muy fuerte, pero no hemos sabido responder a sus necesidades y se han sentido abusados. Los movimientos sociales y regionales pusieron en el tapete la necesidad de pensar en soluciones.

-Una parte del mundo político los responsabiliza de los abusos y la desigual distribución de la riqueza.
-Aquellos empresarios que participamos en el CEP hemos sido muy abiertos a discutir todos los temas, con absoluta apertura el 2011 decidimos estudiar una futura reforma tributaria para el desarrollo y uno de los trabajos fue del actual director del SII. El informe final redactado por Vittorio Corbo y José Pablo Arellano propone hacer una reforma tributaria que aumente la recaudación en US$ 5.000 millones y establece principios de justicia tributaria que fueron tomados por la reforma del gobierno.

El nuevo CEP: «Lo que menos queremos es convertirnos en trinchera»

-¿Cómo evalúa la actividad del CEP hoy frente a la resonancia que tuvieron sus aportes en educación, reforma al Estado o financiamiento de la política?
-Evidentemente se perdió la espectacularidad de reuniones que antes hicimos con Presidentes y sus gabinetes porque el país cambió, pero la actividad académica siguió muy fuerte. ¿Dónde se produjo el debate sobre el lucro en las universidades o la Casen? En los seminarios organizados por el CEP. La actividad fue siempre intensa en educación, tanto que a nuestro subdirector lo nombraron ministro de Educación.

-¿Hubo desequilibrios en favor de algunas posiciones en el debate sobre la Casen? Fue uno de los casos que molestaron a algunos donantes.
-Fue un debate equilibrado. Es normal que algunos aportantes discrepen, como pasó con algunas conclusiones del estudio sobre reforma tributaria, pero lo importante es que la investigación siguió su curso y se publicó. Tenemos una base muy amplia de donantes y no hemos perdido a ninguno.

-¿Con nuevos consejeros vinculados a la tradición de centro izquierda quisieron reafirmar que el nuevo CEP no va a derechizarse como alguien inquirió, o que están a tono con los nuevos tiempos políticos?
-Siempre hemos tenido consejeros de distintos pensamientos como Marco Colodro o Alfonso Gómez Lobo, un prestigiado académico que no puede decirse de derecha.

-¿Qué línea de pensamiento fortalecerán en esta nueva etapa?
-El CEP es una institución liberal, de ideas avanzadas donde conviven los ideales republicanos. No nos sentimos guardianes del sistema neoliberal porque creemos en un Estado fuerte que corrija las imperfecciones del mercado y promueva la libre competencia y la inclusión.

Toma la memoria anual y lee: «La misión del CEP comprende el desarrollo de políticas públicas que aseguren la libertad y el crecimiento, a la vez fortalezcan la participación política para combatir la pobreza, la discriminación y la extrema desigualdad».

-¿Ve más amenazadas esas convicciones?
-Nuestras convicciones están siendo cuestionadas y por eso hay que defenderlas con convicción y evidencias, no bastan los eslóganes.

-El nuevo director, Harald Beyer, dijo que este ciclo político hace necesario defender ciertas convicciones y a algunos les sonó a «trinchera»…
-Para nada. Lo que menos queremos es convertirnos en trinchera, sino que nuestras contribuciones penetren un amplio espectro político que vea en el CEP un espacio abierto para dialogar. Acabamos de publicar un libro editado por Francisco Díaz, hoy subsecretario del Trabajo, y Lucas Sierra sobre reformas a los partidos políticos. Estamos en los grandes temas.

-¿Pero no se presta para esa lectura la llegada de ex funcionarios del gobierno de Piñera como investigadores y a uno de sus ex ministros como director?
-Harald Beyer es una persona libre, independiente, que estuvo 25 años en el CEP y uno en el gobierno de Piñera que lo designó ministro por su calidad profesional. Hemos contratado investigadores de mucha calidad y vocación pública, no puede ser impedimento que hayan integrado un gobierno.

-El foco de investigación han sido políticas orientadas a superar la pobreza, ¿cuál debe ser hoy?
-De tener un 40% de pobreza en los años 80, Chile es hoy un país de clase media y el desafío es conjugar las seguridades con ampliar las oportunidades de emprender, cómo crear ciudades más amables o mejorar la salud. Dos áreas en las que vamos a entrar fuerte. Un desafío fundamental es cómo mejorar la competitividad y la productividad del país. En los últimos 10 años hemos estado mal.

-¿Mejoró en los últimos años?
-Las estadísticas muestran que ha sido una mejoría muy marginal y que necesitamos invertir en recursos humanos.

-¿Está de acuerdo, entonces, con la reforma educacional que prepara el Gobierno?
-No podemos opinar hasta conocer su contenido.

«Siempre serán necesarios grandes consensos cuando hablamos de reformas trascendentales para el país como la educacional o constitucional.

«No nos sentimos guardianes del sistema neoliberal porque creemos en un Estado fuerte que corrija las imperfecciones del mercado y promueva la libre competencia y la inclusión.

«Los 10» de la fundación CEP

Eliodoro Matte muestra orgulloso todos los documentos que dan origen a la nueva fundación CEP, también el acta de la primera sesión de consejo que «salió del horno» la mañana de esta entrevista.

Conscientes de la necesidad de fortalecer su institucionalidad, de despersonalizarla y asegurar su proyección en el tiempo, Eliodoro Matte y Wolf von Appen iniciaron el año pasado el proceso que culminó en una fundación sin fines de lucro. Su único propósito es administrar un fondo -«endowment» como se le llama en las fundaciones internacionales- de US$ 50 millones aportado por los 10 fundadores que respondieron este llamado, y cuya rentabilidad anual aportarán íntegramente al CEP como un «ingreso adicional que le permita ampliar su campo de acción e influencia en el debate de las ideas». Sí, porque esperan que el grueso del financiamiento siga proviniendo de las contribuciones anuales que una amplia base de empresas donan al centro de estudios.

Mediante este aporte personal, no de sus empresas, Roberto Angelini, Juan Andrés Camus, Jorge Errázuriz, Jean-Paul Luksic, Juan Obach, José Said, Luis Enrique Yarur y la Fundación Reinaldo Solari, además de los convocantes, se constituyeron como fundadores con derecho a nombrar un director titular y uno suplente. «Un acto inédito, sin ningún beneficio tributario y que espero sea el comienzo de una cultura de filantropía en la que muchos otros puedan contribuir a esta u otras fundaciones como pasa en Estados Unidos o Europa», señala Matte.

-¿Cómo les «vendió» este proyecto?
-Fue entre varios, pero no hubo «venta» (ríe), a todos les interesa la cosa pública, participan hace muchos años en el CEP y se dan cuenta de la importancia de prolongar en el tiempo una institución independiente y sólida que ha hecho aportes relevantes al país.

Hace una semana, en su primera sesión, acordaron nombrar a Matte en la presidencia, a Von Appen como tesorero y a la abogada Blanca Sánchez de Toca como secretaria. También crear un comité de finanzas que asesore al consejo en la inversión del fondo reunido, el que integrarán Juan Andrés Camus, Salvador Said e Ignacio Yarur, los dos últimos designados directores por sus padres fundadores.

Asimismo, los fundadores decidieron designar a Angelini, Camus, Errázuriz, Luksic, Obach, Salvador Said, Carlo Solari y Luis Enrique Yarur en los ocho sillones que la fundación tiene en el consejo del CEP. Obach, Said e Ignacio Yarur se sumaron, además, al comité ejecutivo del centro. Todos ellos deberán ser confirmados el próximo 9 de mayo, cuando se voten los nuevos estatutos y el CEP inicie su nueva etapa.