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Einstein en la playa

Aldo Mascareño.

Einstein en la playa

Philip Glass estuvo en Chile en 2010 y 2013. Mientras no regrese, podemos sumergirnos en el adictivo y complejo minimalismo de sus obras. Encontrará verdaderas performances conceptuales, sin trivialidades ni estridencias. Puede partir por Glassworks para la introspección y seguir con Einstein mientras lee el libro de Waters.

En julio de 2022 fue publicado el libro The Stage Works of Philip Glass (Cambridge University Press), de Robert F. Waters. Es el primero que revisa a fondo los trabajos músico-teatrales del artista norteamericano nacido en 1937. Calificado como minimalista, posmodernista y neorromántico, una anécdota comercial pudo definir su inmersión en la música del siglo XX. Su padre quería entender por qué, en su tienda de discos, autores contemporáneos se vendían menos que los clásicos. Los escuchaba sistemáticamente junto a Philip.

Glass no solo estudió múltiples instrumentos, sino también matemática y filosofía, especialmente a autores centrales del canon moderno desde Aristóteles a Hegel. Musicalmente se acercó al jazz, la atonalidad, a formas polirrítmicas y contrapunto, entre otras. En composición, sus estudios con Nadia Boulanger en París en los años sesenta, quien tenía predilección por Bach, Mozart y Beethoven, marcaron su trayecto. Después de varios intentos de composición, Boulanger dijo a Glass: “¡Eso sí está escrito por un compositor de verdad!”, lo único agradable que escucharía en dos años de estudio. Su aproximación a estructuras seriales aditivas y sustractivas provino de su acercamiento a Shankar y la música de India, pero también a las posibilidades tecnológicas que se abrían en la época con la síntesis electrónica.

Einstein on the Beach es su trabajo músico-teatral más aclamado, realizado en colaboración con el director Robert Wilson. El resultado fue una pieza altamente conceptual, surrealista, onírica, sin embargo, profundamente física en su dinámica y sonido, conectada al ritmo del cuerpo, el mundo y el cosmos en sus sincronías y desplazamientos. Textos de la obra fueron creados por el poeta autista Christopher Knowles, con semánticas que abren el espectro de sentido al descentramiento de lo naturalizado, mientras el ostinato rítmico y musical mantiene la experiencia anclada a la operatividad relacional de la existencia. Por todo este trasfondo Glass prefiere el concepto de teatro de música antes que ópera: no hay una narrativa ordenada, sino posibilidades significativas, y aunque arrojados al descentramiento, el continuum relacional constituye el nexo último en el que se puede experimentar al otro.

La premiere de la obra fue en Avignon, Francia, en 1976; la norteamericana fue a pérdida. Glass saldó sus deudas trabajando de plomero, operador de grúas y taxista. En alguno de sus viajes en taxi, un cliente le habría dicho: “¿Sabe joven que usted tiene el mismo nombre que un compositor famoso?”. Unas décadas después su éxito es comparado con el de Puccini.

Philip Glass estuvo en Chile en 2010 y 2013. Mientras no regrese, podemos sumergirnos en el adictivo y complejo minimalismo de sus obras. Encontrará verdaderas performances conceptuales, sin trivialidades ni estridencias. Puede partir por Glassworks para la introspección y seguir con Einstein mientras lee el libro de Waters.