Los cambios planteados en la reforma abordan los problemas expuestos y avanzan hacia el logro de los objetivos que se proponen, pero, de manera parcial.
En abril de 2019 el gobierno presentó una serie de propuestas legales que forman parte de la denominada “cirugía mayor al sistema de salud”, que modifican tanto al régimen en que funciona el Fondo Nacional de Salud, como al que rige a las instituciones de salud previsional. El nuevo ministro de Salud ha señalado que modificará la parte relativa a isapres para volver a la tramitación del texto presentado en 2011, que ya había sido aprobado en la cámara de diputados en 2013. Dado que el texto aprobado es una fracción menor del plan original, su tramitación abre un espacio para debatir y perfeccionar dichas normas.
La reforma presentada busca abordar los problemas largamente diagnosticados en ambos esquemas previsionales de salud, mediante la reforma gradual de “los esquemas de seguros para avanzar hacia un sistema que garantice asequibilidad, competencia, transparencia y libre afiliación poniendo fin a las preexistencias” y que otorgue mayor certeza del gasto de bolsillo en salud y mayor protección financiera ante eventos importantes de salud. En particular, se plantea que Fonasa se desempeñe como un verdadero “Seguro Público”, que garantice el acceso, oportunidad y calidad de atenciones de salud a su población beneficiaria.
Los cambios planteados en la reforma abordan los problemas expuestos y avanzan hacia el logro de los objetivos que se proponen, pero, de manera parcial. En relación con Fonasa, si bien se le entregan algunas facultades, se mantiene su gobernanza y principales trabas al ejercicio de su rol como asegurador (poca autonomía respecto de los cambios políticos y atribuciones limitadas). En el caso de isapres, entre otros, y al igual que en el texto de 2011, el nuevo plan de salud y condiciones asociadas sólo se aplicaría a las isapres, obligando a los usuarios de Fonasa que quieren participar a trasladarse a un asegurador privado. Además, a pesar de que la reforma de 2019 permite la afiliación de los usuarios de Fonasa al nuevo esquema sin posibilidad de rechazo (no así el texto de 2011), las condiciones son poco atractivas. Todo lo anterior limita considerablemente el impacto de los cambios (menores precios, transparencia, acceso) y no logra cumplir a cabalidad los objetivos de la reforma.
Para que los cambios sean fructíferos se requiere que el plan de salud y condiciones asociadas, especialmente el financiamiento, no sean tan diferentes entre aseguradores (estatal y privados), para evitar comportamientos estratégicos y que el nuevo esquema sea asequible para todos (libre afiliación y financiamiento adecuado). Ello permitiría llegar a un sistema que no segmenta (por riesgo e ingresos) en un plazo mediano. Es importante avanzar en la modificación de los aspectos requeridos en ambos esquemas de seguro actuales paralelamente, en la línea de lo que se denomina competencia administrada o regulada de seguros de salud, como ocurre en otros países (Alemania, Holanda, Colombia), donde instituciones y beneficiarios participen y se beneficien en igualdad de condiciones.