Editado en 2017
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¿Malestar en Chile? Informe Encuesta CEP 2016

Ricardo González T..

¿Malestar en Chile? Informe Encuesta CEP 2016

El primer Informe aspira a hacerse cargo de la incomodidad en la que se desenvuelve nuestra élite. Hay poca comprensión de los fenómenos que estamos viviendo y se habla mucho del distanciamiento entre ésta y la ciudadanía.

En 2016 se cumplieron tres décadas desde que el Centro de Estudios Públicos (CEP) comenzara a realizar estudios de opinión pública. El país comenzaba a imaginar, en ese entonces, que podía dejar atrás un régimen dictatorial, donde la libertad de expresión había estado seriamente conculcada. Pero sin elecciones por un período que, en ese entonces, superaba los trece años y sin el funcionamiento de un Congreso, las conexiones entre los políticos (más generalmente las élites) y la población eran muy escasas. En ese contexto, las encuestas podían ser una fuente de información muy valiosa que ayudase a la toma de decisiones, sobre todo por su capacidad de recoger las actitudes y percepciones de la población respecto del momento que se estaba viviendo y sus expectativas respecto del futuro.

En estas tres décadas el país ha cambiado significativamente. No solo se ha multiplicado por tres el ingreso per cápita de los chilenos sino que también la pobreza ha caído desde cifras superiores al 40 por ciento a algo más del seis por ciento (con igual metodología). La mortalidad infantil ha descendido en el mismo período de 23 a 7 por mil niños nacidos vivos y la población cubierta por el tratamiento de aguas servidas ha subido de poco más de un 5 a un 97 por ciento. La desigualdad de los ingresos, en tanto, que hasta el año 2000 no parecía ceder, ha comenzado a disminuir y desde el cambio de milenio el coeficiente Gini se ha reducido en casi 0,07 puntos (de 0,58 a 0,51 aproximadamente). Por cierto, en esta dimensión aún estamos 5 lejos de los países más avanzados, pero hay que reconocer que la política social de nuestro país no se caracteriza por realizar grandes transferencias monetarias a los hogares de menores ingresos como sí hacen esas naciones. Este hecho es fundamental a la hora de explicar la menor desigualdad que esos países registran respecto de Chile.

El primer Informe aspira a hacerse cargo de la incomodidad en la que se desenvuelve nuestra élite. Hay poca comprensión de los fenómenos que estamos viviendo y se habla mucho del distanciamiento entre ésta y la ciudadanía. Particularmente curiosa parece ser, a ojos de los analistas, la impopularidad de los últimos dos gobiernos, mucho más prolongadas que las presenciadas desde la recuperación de la democracia. La sorpresa parece provenir del hecho de que son gobiernos que, a pesar de impulsar agendas muy distintas, obtuvieron bajos niveles de aprobación ciudadana. Esto se une a una acelerada pérdida de confianza en diversas instituciones públicas y privadas que crea una sensación de desconcierto y preocupación por el futuro.