N° 401, junio 2015
Puntos de Referencia
Economía
Educación
Políticas públicas

¿Son atractivos los salarios de la nueva carrera docente?

Sylvia Eyzaguirre T..

Uno de los factores que juega un papel relevante a la hora de elegir la profesión es la remuneración. La profesión docente es una de las peores remuneradas dentro de las profesiones universitarias, los profesores perciben en promedio cerca de un 40 por ciento menos que el promedio de los otros profesionales universitarios al primer año de titulación y cerca de un 46 por ciento menos al quinto año de titulados. Esta brecha aumenta considerablemente si comparamos la remuneración de los docentes con la de los médicos, abogados o ingenieros, que en promedio ganan entre dos y tres veces más.

Si queremos fortalecer la profesión docente, entonces debemos, entre otras cosas, mejorar las remuneraciones de los profesores. Ello no significa simplemente un aumento de los salarios, sino perfeccionar su estructura para atraer a jóvenes talentosos. El proyecto de ley de Carrera Docente aborda precisamente este punto, entre otros. El modelo elegido por el Gobierno apunta a un aumento importante al inicio del ejercicio profesional, igualando las remuneraciones iniciales de los docentes con el promedio de los otros profesionales universitarios. Además, crea seis perfiles salariales distintos vinculados a mérito, pero la diferencia salarial entre ellos baja, seguramente debido a los altos costos que conlleva una mayor dispersión partiendo de un piso tan alto. La tasa de crecimiento de las remuneraciones sigue siendo relativamente lineal, ello implica que las remuneraciones crecen durante los primeros 20 años del ejercicio profesional menos que las de las otras profesiones y considerablemente más que éstas después de los 20 años de experiencia. Esto provoca que las remuneraciones de los docentes no estén alineadas con las remuneraciones que se observan en el mercado laboral, perdiendo competitividad. Por último, el proyecto contempla una asignación especial para todos los docentes que trabajan en establecimientos con alta concentración de alumnos vulnerables. Esta política no busca atraer a profesores talentosos a las escuelas vulnerables, sino compensar económicamente el mayor trabajo que implica trabajar en este tipo de establecimientos. Los montos de la asignación para los docentes jóvenes son insignificantes (menores al 5 por ciento del sueldo) y si bien los incentivos mejoran para los tramos superiores de la carrera, es dudoso que sean suficientemente atractivos como para que los docentes con más de 14 años de experiencia decidan abandonar sus ciudades o sus establecimientos para trabajar en escuelas vulnerables.

Para corregir estas falencias y hacer las remuneraciones docentes más atractivas para profesionales talentosos se propone: 1) aumentar la dispersión salarial para los tres tramos superiores de la carrera docente, 2) cambiar la tasa de crecimiento por una cuyo crecimiento sea mayor en los primeros años del ejercicio profesional y luego vaya disminuyendo, de manera que los salarios de los profesores estén en línea con lo que se observa en otras profesiones; 3) congelar las remuneraciones de los primeros tramos de la carrera, pues estas deberían aumentar por mérito y no por experiencia; y 4) aumentar significativamente el monto de la asignación por trabajar en escuelas vulnerables y hacerla exclusiva para los docentes de buen desempeño.