Lucas Sierra revisa la historia de la judicatura en Chile, con sus logros y limitaciones, introduciendo una mirada crítica dirigida a explorar las posibilidades que se abren en el debate con miras a una nueva Constitución y las posibles reformas a la misma.
A propósito de la discusión en estos seminarios sobre la parte orgánica (lo que hemos llamado la “Sala de Máquinas”), Lucas Sierra revisa la historia de la judicatura en Chile, con sus logros y limitaciones, introduciendo una mirada crítica dirigida a explorar las posibilidades que se abren en el debate con miras a una nueva Constitución y las posibles reformas a la misma.
Constata que en el actual debate sobre temas sustantivos la judicatura todavía no parece tener un lugar muy relevante. Entre otros rasgos, destaca que la judicatura aparece como un poder contramayoritario (no está sujeta al voto ciudadano), los jueces permanecen en sus cargos mientras dure su propia voluntad y buen comportamiento, y su poder y prestigio reside en la calidad de sus fallos. Adicionalmente, por mucho que se hable de “una hoja en blanco” ello en ningún caso significa un mandato a pensar desde el vacío que pueda llegar a desconocer toda una historia constitucional.
Lucas Sierra propone cuatro criterios a la hora de encarar las reformas al interior del Poder Judicial: uno es la función, es decir, lo que hacen los Tribunales. Otro es la organización, que se refiere a cómo se diseña su arquitectura orgánica, y que en Chile se ha venido centralizando y corporativizando a lo largo de los decenios. El tercero es el estatuto de los jueces que comprende, entre otras cosas, su responsabilidad, inmunidad, etc. Y el cuarto tiene que ver con el conjunto de acciones judiciales o recursos que la Constitución consagra directamente y no a través de la ley, como es el caso general.
En cada uno de ellos formula diversas propuestas.
Lucas Sierra e Ignacio Walker
Coordinadores del Proyecto CEP-CIEPLAN para la deliberación constituyente.