La Segunda, 29 de noviembre de 2018
Opinión

“La gente juzga bien lo que hace Carabineros por reducir el crimen”

Ricardo González T..

“El problema radica en la forma en que se administra la institución. En eso debería concentrarse para mejorar su imagen”, dice.

El desplome de la aprobación de Carabineros en 28 puntos, según la última encuesta Cadem tras la muerte del comunero Camilo Catrillanca, parece ser un capítulo más en la persistente caída. Según Ricardo González, coordinador del Área de Opinión Pública del CEP, sería un descenso que, con matices, se viene produciendo desde 2011. Para el economista, lo único que puede mejorar su imagen es “una reforma profunda a su forma de administración”.

—Las encuestas CEP de los 90 mostraban a Carabineros como una de las instituciones más apreciadas, sólo detrás de la Iglesia y del Congreso. ¿Qué se valoraba en esa época y que se perdió?

—Desde principios de los 90, la delincuencia se situó como el problema más importante que el gobierno debía resolver. En ese ámbito, la población siempre ha evaluado bien el desempeño de Carabineros, en contraste a los tribunales percibidos como “blandos” con los delincuentes.

—Uno tiene la sensación de que en su imagen hubo cierta separación entre lo que era su labor diaria y los hechos que protagonizó en la dictadura.

—Esa separación existe. En la opinión pública tiende a primar la labor en el combate a la delincuencia.

—¿En qué momento comienza a caer la valoración positiva? Al parecer, el funeral del general director Alejandro Bernales, muerto en un accidente en 2008, fue la última expresión de cariño popular a la institución.

—De acuerdo con los datos de las encuestas CEP, la confianza ciudadana en Carabineros llega a su punto más alto el año 2008 y se mantiene en ese nivel el 2009. El año 2011 se registra la primera baja importante, probablemente vinculada a los cuestionamientos por su manejo de las protestas estudiantiles. A pesar de eso, siguió siendo la institución en la que más confiaban los chilenos ese año, y lo continuó siendo hasta la primera mitad del 2017, cuando aparecen los primeros antecedentes de un eventual fraude.

—Este año se han visto estrategias como el personal de Carabineros en los Starbucks o reproduciendo el video “Thriller”. ¿Cómo puede repuntar su imagen?

—Si bien es cierto que la cercanía con la ciudadanía ayuda a generar confianza, a mi juicio Carabineros no necesitaba conversar con la gente en Starbucks. Por la cantidad de efectivos que tiene la institución, es relativamente fácil encontrarlos en las calles y conversar con ellos. De hecho, es habitual observar personas que les piden direcciones. Pueden parecer cosas pequeñas, pero la masiva presencia en las calles y estos gestos ayudan a generar la percepción de cercanía y confianza. El problema radica en la forma en que se administra la institución y en eso debería concentrarse para mejorar su imagen.

—¿A Carabineros le queda capital social para mejorar su imagen?

—Los chilenos somos hoy más exigentes que antes con nuestras instituciones. El fraude y la manera en que se manejan los gastos reservados generaron la percepción de que Carabineros se administra de una forma indebida. Por eso requiere una reforma profunda a su forma de administración, lo que podría ayudar a que retomen su sitial de privilegio entre las instituciones públicas chilenas.

—¿El general director, Hermes Soto, tiene un liderazgo ante la opinión pública para llevar adelante estos cambios? Cuando asumió, en medio del escándalo del “Pacogate” había altas expectativas, pero no es claro si la gente percibe un “cambio de mano”.

—Sin lugar a dudas, la profunda reforma de administración que, a mi juicio, Carabineros requiere para recobrar la confianza de la ciudadanía necesita de más liderazgo al interior de la institución que en el exterior, porque ella afectará las trayectorias laborales y beneficios de los miles de efectivos de Carabineros, lo que desincentiva una reforma. Si el actual general director cuenta con ese respaldo interno, escapa a mi conocimiento. En tanto, hacia el exterior, me parece clave que Carabineros siga mejorando su desempeño en el combate a la delincuencia. Recordemos que, durante este mismo año, después de que salieron a la luz más antecedentes de irregularidades, su evaluación mejoró paulatinamente debido a que, a mi modo de ver, la población juzga positivamente su contribución, la contribución que hace para reducir el crimen.

—La aprobación del Gobierno también cayó por el caso Catrillanca y la “luna de miel” de los primeros meses se acabó. ¿Cuán difícil es para un gobierno, una buena valoración al final de su primer año?

—Muy difícil. En general, la aprobación de los gobiernos es más alta justo después de asumido el cargo, simplemente porque los miembros de todos los partidos le dan el beneficio de la duda y un tiempo de ajuste para una instalación apropiada. Luego, una vez que se proponen proyectos de ley específicos, la oposición comienza a retirar su apoyo y los ciudadanos sin identificación política, el grupo más grande de nuestro país, eventualmente pueden cambiar sus opiniones, especialmente si se sienten afectados negativamente. Esto pasa en todos lados, a menos que exista un evento positivo que genere mucha unidad. Ese evento podría haber sido el fallo favorable en La Haya, pero otras circunstancias, como el problema de contaminación en Quintero; las sucesivas alzas del precio de los combustibles o la discusión del proyecto Aula Segura, hicieron que el impacto de esta noticia fuera transitorio.