El Mercurio
Entrevistas
Opinión Pública
Política

«No pongamos todavía la chapa presidencial a ninguna de las figuras políticas que apararecen aquí»

Leonidas Montes L..

«No pongamos todavía la chapa presidencial a ninguna de las figuras políticas que apararecen aquí»

El director del think tank analiza el sondeo publicado el jueves que, pese a no pedir intención de voto, sacudió a la opinión pública.

Pese a que el CEP esperaba recalcar el análisis del covid o el hecho de que los chilenos siguen sintiendo que su situación personal es mucho mejor que la del país, la noticia principal fue Pamela Jiles, su alto conocimiento, alta adhesión y bajo rechazo. El director del CEP, Leonidas Montes, aborda el fenómeno, recoge las críticas y también manifiesta sus preocupaciones el día después de publicado el estudio.

—La diputada Pamela Jiles señaló que la encuesta CEP intencionalmente escondió la pregunta de la intención de voto.

—Pamela Jiles miente. No se ha escondido ninguna pregunta. No se realizó esa pregunta, porque esta fue una encuesta distinta. Tradicionalmente el CEP ha hecho una encuesta cara a cara, que tiene su prestigio y reputación, pero el año pasado no pudimos hacerla. Veníamos hace tiempo trabajando con el Comité de Opinión en las preguntas. Créeme que lo intentamos y finalmente decidimos largarnos. Es primera vez que el CEP hace una encuesta telefónica.

—Justamente hacerla así, ¿no era arriesgar el prestigio de la encuesta CEP?

—No creo, lo estudiamos, lo pensamos, lo hicimos con todos los resguardos metodológicos. Obviamente, para nosotros es algo nuevo. Son encuestas distintas, cada una con sus ventajas y desventajas.

—¿Por qué no esperaron a hacerla cara a cara? ¿O sentían que se estaban quedando fuera del debate?

—Hace mucho tiempo venimos trabajando en un sistema mixto, desde la presidencial del 2017. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Y ¿cuál es la gran diferencia? Una encuesta cara a cara puede durar hasta 45 minutos y puedes hacer muchas preguntas. La telefónica no puede durar más de 15 minutos, y tienes que ser muy estricto en el número de preguntas que haces. Por la importancia del fenómeno covid, quisimos enfocarnos estratégicamente en este tema. Por supuesto la prensa pone más atención en los personajes políticos. Pero lo que dijo la diputada es una mentira, un engaño.

“Vorágine de autodestrucción”

—La encuesta marca un 74% de desaprobación a la gestión del gobierno. ¿Eso quién lo está capitalizando?

—Creo que nadie, porque eso obedece también a que estamos en una especie de vorágine de autodestrucción, ¿en qué sentido? Hoy todo es negativo, y desde el 18 de octubre hay una mirada muy pesimista.

—Ese fenómeno, sumado a un 2% de aprobación de los partidos políticos, un 6% del Congreso, ¿es un buen caldo de cultivo para el populismo?

—Vivimos una época de populismos, si lo entiendes como el rechazo a las elites. Pero ‘populismo’ es una palabra muy vapuleada. Cuando se usan palabras como un saco para guardar de todo, se evita la reflexión. Es como el uso de la palabra ‘neoliberalismo’. No me gusta ocupar ninguno de esos términos, sino que entrar a los problemas de fondo. ¿Qué nos está sucediendo como sociedad? ¿Por qué estamos en esta situación de desconexión entre la ciudadanía y la elite política, donde la aprobación de los partidos ha bajado a tal nivel que solo los inscritos, los familiares y algunos amigos son los que confían en ellos? Por eso creo que estamos en un momento republicano, donde se requiere reflexión, virtud y valentía para enfrentar el largo camino que se nos viene por delante. Hay que hacer un llamado a la responsabilidad y a la dignidad republicana. Es incomprensible que todo el mundo se arrodille ante Pamela Jiles. Y lo que es peor es que algunos políticos se han sumado a su coro.

—¿Cree que Pamela Jiles pudo haber sacado una alta intención de voto si se hubiera hecho la pregunta?

—Las preguntas que hacemos son de conocimiento. El conocimiento es conocimiento, y la aprobación es la evaluación positiva o negativa de ese personaje. No pongamos todavía la chapa presidencial a ninguna de las figuras políticas que aparecen aquí.

—Pero esta diputada sacó 54% de aprobación y una baja desaprobación, y esa fue la noticia que impactó.

—Claro, es la gran noticia. Pero también hay otras preguntas interesantes relacionadas al covid, al rol de las mujeres y los eventuales conflictos internos en hogares…

—Pero ¿le llamó la atención, por ejemplo, su poco rechazo?

—No, porque ella es un fenómeno de los tiempos. Si lo piensas objetivamente, tiene una personalidad avasalladora, intimidante. Es muy hábil en lo que hace; trata a sus seguidores de nietitos; desprecia y se burla de los políticos, siendo ella política. Me sorprende su influencia. Si a ratos en el Congreso pareciera que los puntos de prensa se han convertido en el escenario de algún matinal. Lo que ha hecho es reflejar un fenómeno que se está viviendo en las redes sociales, en matinales, y esa barahúnda se ve en el Congreso.

—¿La foto que saca esta encuesta es la de un país farandulizado?

—La farandulización es un fenómeno de los tiempos. Es la tragedia de la inmediatez.

—En los números se ve que hay un 48% de gente menor de 25 años que no tiene enseñanza media completa. ¿Ahí ve un fenómeno que pueda alimentar un potencial populista?

—Ahí están los nietitos, sin duda. Pero lo que sigue mostrando la encuesta es que Chile sigue siendo un país equilibrado. Están las puntas de derecha e izquierda, pero la gente se junta en el centro. Eso se mantiene, y es alentador. Y es otra muestra de la desconexión que se produce entre la política y lo que realmente cree o quiere la ciudadanía.

—¿Eso muestra que son las elites políticas las polarizadas y no la gente?

—Tiendo a pensar que por eso necesitamos la votación, para calmar los ánimos y esta efervescencia, esta jarana parlamentaria que estamos viviendo hoy. La votación va a sincerar la realidad y va a calmar la libido dominante. Sigo teniendo mucha confianza en la sensatez, en el sentido común de la gente, de la mayoría de los chilenos.

—¿Pero bajo esa lógica, la aprobación de un fenómeno más disruptivo como Jiles no sería un punto de quiebre?

—Nuevamente, es conocimiento. Con aprobación alta. Pero si pusieras a figuras muy reconocidas, que no están en el mundo político, probablemente también pasaría lo mismo.

La oportunidad de Yasna

—¿Qué conclusiones se pueden sacar de cara a las elecciones?

—El ambiente hoy está muy líquido, creo que todavía no se puede decir absolutamente nada respecto a quién lleva la delantera.

—Pero, por ejemplo, en la centroizquierda, Heraldo Muñoz aparece con un 24% de aprobación y Paula Narváez con un 20%. ¿Eso quiere decir que la izquierda más radical está capitalizando el descontento?

—Insisto en que la sociedad chilena es más equilibrada y centrada y por eso es importante que veamos los votos. Y hay que hacer un llamado a la responsabilidad de todos los sectores, a la valentía, a atreverse, porque no podemos seguir al ritmo de este deterioro institucional que a ratos parece decadente. Por eso necesitamos elecciones. Cuando la realidad política se manifiesta, los ánimos, la libido se calma, y eso permite analizar y pensar con más calma lo que viene por delante.

—¿Cómo interpreta el 26% de aprobación de Yasna Provoste, por sobre los demás candidatos de la Unidad Constituyente?

—Esta encuesta se hizo entre el 12 y el 23 de abril, poco después de que asume la presidencia del Senado y cuando recién se aprobaba el tercer retiro. Yasna Provoste sufrió la acusación constitucional que le hicieron cuando era ministra de Educación, uno de los grandes errores de la derecha. Después volvió como senadora. Y hoy tiene una tremenda responsabilidad que le asignó la historia, o la fortuna, como diría Maquiavelo. Pienso que tiene una gran oportunidad política. Aristóteles hablaba de lo prudente y lo oportuno. Hoy ella tiene esa oportunidad. Ahora veremos cómo anda la prudencia, que es una virtud escasa en estos tiempos, pero tan necesaria para sacarnos de este período tan revuelto y desordenado.

—En ese sentido, ¿la aprobación de Izkia Siches o de Enrique Paris es porque son dialogantes?

—Es interesante porque ¿qué hizo Izkia Siches? Buscó acuerdos. ¿Y Enrique Paris? Bueno, dialoga, explica en simple. Esto refleja que la gran mayoría de la gente espera que haya acuerdos, no que sigan en esta lucha de unos contra otros. Ya es el momento de recuperar esa amistad cívica.

—¿Cómo ve a la derecha? Los candidatos se ven parejos, pero una de las conclusiones del estudio es que en una primaria del sector, Sebastián Sichel superaría a Lavín.

—La derecha tiene una ventaja y, además, tiene un mecanismo donde van a definir a su candidato. Pero así como en la economía no me gustan las predicciones, en política menos. Hoy en el mundo de lo instantáneo, todo puede cambiar muy rápido. Todo es muy volátil y líquido. Por eso, especular quién va a ser el candidato no tiene mucho sentido.

—¿El 18 por ciento de adhesión que muestra la derecha podría hablar de que la marca está un poco dañada por este Gobierno?

—Tengo mis dudas si hoy esos paradigmas de derecha e izquierda tienen el peso que tenían antes. Creo que eso ha cambiado.

Alerta republicana

—Usted ha hablado de la responsabilidad institucional, en ese sentido ¿cree que esta encuesta crea un efecto político? Se vio cierto temor por sus resultados.

—Nuestra encuesta no busca eso, salen cuando están, y no perseguimos nada, ni escondemos preguntas como sugiere la abuela Jiles, que yo pensé que me iba a hacer un nanay (sonríe). El rol que ha tenido la encuesta es entregar una fotografía y percibir algunos latidos de la sociedad. Y la decisión que tomamos fue centrarnos en el covid, porque pensábamos que a futuro iba a ser interesante analizar este fenómeno.

—¿Pero siente que lo que muestra la encuesta, en una semana complicada además, va a influir en un esfuerzo institucional de los actores políticos?

—Aquí hay un llamado de alerta republicano que está subyacente, un llamado a la responsabilidad de todos los ciudadanos a darnos cuenta de que estamos en un momento difícil. Y aquí uso la metáfora de José Joaquín Brunner: estamos caminando por arenas movedizas. Pero no podemos quedarnos empantanados. Para eso hay que sostener la institucionalidad, que es lo que importa.

—¿Y ese 76% de desaprobación presidencial sigue siendo tentador para algunos sectores en sentido inverso?

—Lo que acá está en juego es el futuro, no los intereses mezquinos de velar solo por la próxima reelección o perseguir el like. Este es el gran llamado que hace esta encuesta. Estoy convencido de que los chilenos queremos un mejor país para nosotros, nuestros hijos y nietos. Y no tengo claro si la Abuela y su ejército de nietitos quieren lo mismo.