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No somos tan distintos

María José Abud S..

No somos tan distintos

Para salir del problema constitucional en que nos encontramos debemos dejar atrás las discusiones binarias y extremistas, y converger en agendas que representen y escuchen a las mayorías.

La semana pasada se dio a conocer la encuesta especial CEP que recoge las percepciones de las regiones del Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, diferenciando entre la población que se identifica como mapuche y no mapuche. La encuesta, entre otras cosas, evidencia una brutal desconexión entre la discusión constitucional y las preferencias políticas de los mapuche: un 12% de los encuestados adhieren la plurinacionalidad, un 56% se considera chileno (de esa cifra se desglosa que un 11% se siente solo chileno y un 45% chileno y mapuche a la vez), y un 70% de los mapuche está en desacuerdo con un Estado mapuche independiente.

Lo que es revelador también, contrario a lo que algunos buscan instalar y hacer creer, es que las personas mapuche y no mapuche de esas regiones comparten anhelos, preferencias y creencias. A lo largo de la encuesta prácticamente no existen diferencias en las respuestas en materia de posición política, en la importancia mayoritaria que se le otorga al orden público y a la seguridad ciudadana, y en la valorización que se le da al esfuerzo individual; además los porcentajes de confianza en las instituciones son similares entre ambos grupos. Coinciden también las prioridades en que debería enfocarse el gobierno: lidera la delincuencia, los asaltos y robos; siguen las pensiones y la salud. En la misma línea, tanto mapuche y no mapuche creen en su mayoría que no se justifica el uso de la fuerza para reclamar tierras, como también que se debe privilegiar el diálogo para lograr la tan anhelada paz social en la zona.

La complejidad del conflicto mapuche queda evidenciada, entre otras cosas, en la falta de consenso sobre cómo se debería reparar o compensar al pueblo. Lideran la restitución de tierras (30%) y el reconocimiento constitucional (19%). Pero cuando se pregunta por el uso de recursos estatales, tanto mapuche como no mapuche nuevamente coinciden y se inclinan mayoritariamente por la alternativa de programas sociales antes que por la restitución. Esta es una importante señal al gobierno sobre el orden de las prioridades.

Se ha hablado en nombre de los mapuche a lo largo del proceso constituyente, adjudicándoles a ratos posiciones extremas. La encuesta CEP es clara en que, en ciertas materias, no se han representado sus intereses y anhelos, los cuales no son en nada distintos de los del resto de la población. Para salir del problema constitucional en que nos encontramos debemos dejar atrás las discusiones binarias y extremistas, y converger en agendas que representen y escuchen a las mayorías. Al final de día, es más lo que nos une que lo que nos divide, algo que será útil de recordar en los próximos meses.