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“El país quiere una nueva Constitución, pero no cualquiera, sino una que nos una”

Leonidas Montes L..

“El país quiere una nueva Constitución, pero no cualquiera, sino una que nos una”

Entrevista al director del CEP, Leonidas Montes.

«La gente lleva mucho tiempo ansiosa de acuerdos. Chile sigue siendo un país de centro y esa embriaguez que derivó del estallido ya pasó.
Y si la centroderecha ya dio un paso bajando el quorum, ahora debe abrirse, de verdad, a un Estado social de derecho”, dijo Leonidas Montes el 14 de agosto en una entrevista al diario El Mercurio.

Director del Centro de Estudios Públicos, Montes ha destacado en el mundo académico por su trabajo en el economista y filósofo escocés del siglo XVIII Adam Smith, autor del reconocido texto «La Riqueza de la naciones” (1776) y «Teoría de los sentimientos morales”, entre otros.

Montes es doctor en la Universidad de Cambridge, master en filosofía de Kings College e ingeniero industrial de la Universidad Católica. En esta entrevista hace un análisis detallado de lo ocurrido ayer domingo en el plebiscito de salida señalando que “los convencionales se farrearon una oportunidad histórica”.

-¿Qué pasó?

El mensaje de la ciudadanía nos deja claro que Chile cierra ese ciclo de casi tres años que partió con el estallido social, con el «octubrismo” que alentaba una suerte de revolución y usaba la violencia. El resultado es el triunfo de la democracia, del “Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución”. Es también el triunfo de la Concertación y de esos 30 años que fueron denostados y que fueron muy exitosos. Pero también fue la derrota de la soberbia, de los que se creyeron los llamados a escribir un nuevo Chile sobre una hoja en blanco. Lo bueno es que esa hoja ya no está en blanco. Se ha hecho y adelantado mucho trabajo desde universidades, centros de estudios y sociedad civil. Al final los chilenos dijeron categóricamente que ese llamado a la casa de todos fue una farsa.

-¿ Esperaba un triunfo del Rechazo tan grande?

La verdad es que no. Fue un resultado muy contundente e inesperado. Y aunque las encuestas auguraban el triunfo del Rechazo, nadie esperaba una diferencia tan grande, de casi 25%. Menos aún una participación tan pero tan masiva.

-¿ Cuál es el efecto de esta derrota del Apruebo?

El país quiere una nueva Constitución, pero no cualquiera, sino una que nos una. Los convencionales se farrearon una oportunidad histórica, pero ahora se nos abre una nueva oportunidad, una que es mucho mejor que lo que teníamos.

-¿ Por qué ganó el Rechazo?

El Rechazo ganó, con una altísima e histórica participación, porque los chilenos que trabajan que valoran el esfuerzo y el mérito y que quieren mejorar su condición, la de sus familias, la de sus cercanos y de su país, no se creyeron el cuento. Y ganó porque la propuesta no era lo que se había prometido. Era una propuesta larga y muy ambigua. Al final sobre único que había consenso es que había que cambiarla.

– ¿ Qué pasó con esa multitudinaria manifestación de cierre de campaña del Apruebo?

Esa fue una movilización masiva, pero claramente no representó a Chile. Lo que quedó muy claro es que la gente que sale a la calle no representa a la gran mayoría de los chilenos.

-¿ La mayoría silenciosa? 

Es la mayoría que vota cuando tiene que votar y que con un lápiz -no a través de marchas, gritos o performances – define el futuro del país. Es lo que sucedió con el Sí y el No. Ahora se repitió. Los chilenos dijeron no queremos ir por ese camino. Pienso que esa mayoría sensata son los chilenos que viven de su trabajo y de su esfuerzo y que no se creen las grandes promesas, los grandes cuentos. Es el chileno pragmático que saca la voz con su voto. Sólo mire cuánta gente votó esta vez. Fueron más de 13 millones que salieron a decir no a esta propuesta, a ese camino que nos volvía a situar como otro país pobre de Latinoamérica.

-¿ Nueva convención constitucional?

Es lo que dijo hace un tiempo el Presidente. Sin embargo, me temo que el Congreso será clave en este proceso. Estoy confiado que bajo el liderazgo del Senado y la Cámara de Diputados lograremos sacar una Constitución que realmente sea la casa de todos. Una posibilidad es la Convención, pero creo importante que esta vez haya expertos que sepan construir y no abogados o filósofos que piensan y hablan mucho, pero no le pegan tanto a la construcción. Necesitamos buenos maestros con oficio constitucional. Necesitamos expertos, tal como lo dijo la mamá de Boric. Aquí tuvimos un grupo de iluminados que se sintieron dueños de la verdad, y no quisieron escuchar.
Uno esperaría un trabajo constitucional discreto y silencioso, sin tantos aspavientos ni yendo a matinales y que la mirada del gobierno vuelva a lo que la gente realmente añora.

-¿ Cuál es la situación del gobierno?

El gobierno. Que se las jugó por el Apruebo, tampoco esperaba un resultado tan categórico. El Presidente y su gobierno le dieron el abrazo del oso al proyecto Constitucional. Y si bien pudieron corregir el rumbo de lo que hacían y escribían los convencionales, al parecer no le pusieron mucho empeño. Confiaron en el triunfo. El poder ahora queda en el Congreso, con un presidente debilitado y un gobierno que requiere una cirugía mayor. La ministra de interior y el ministro Jackson ya no dan para más. Sin embargo, el Presidente Boric tiene la oportunidad de pasar a la historia como el que cambió la constitución. Su llamado a la unidad es la receta. Para eso debe acoger el triunfo de la socia! democracia y la centro izquierda. Ahora las fuerzas políticas deben converger, dejando de lado a los extremos de derecha e izquierda. Los chilenos ansían acuerdos y quieren dejar atrás esa retórica de buenas intenciones y esa polarización e incertidumbre que nos ha tenido angustiados.

-¿Le preocupa la posibilidad de violencia?

Es un deber del Estado proteger la vida, la libertad y lo propio. Sin eso, que es lo más básico, no hay sociedad. Y sin esas garantías mínimas, la vida se convierte en muerte, la libertad en miedo y lo propio en cenizas. Eso es precisamente lo que están viviendo nuestros compatriotas en el sur de Chile. Es cosa de ver las noticias. Parece que esa empatía de la que tanto hablamos se ha ido perdiendo.