- Los resultados de Chile en la Tercer Estudio Internacional en Matemáticas y Ciencias (TIMSS) no son buenos. Una primera lectura deja la impresión, sin embargo, de que ellos no hacen más que reflejar nuestra realidad social y económica. Un poco más del 50% de la varianza de los resultados entre países en ambas pruebas se explica por la varianza en la proporción de alumnos que proviene de hogares con un bajo nivel de recursos educacionales. Como Chile tiene una proporción alta de alumnos (38%) que proviene de este tipo de hogares nuestro lugar 35 en una muestra de 38 países parece obvia.
- Un análisis más cuidadoso de la información sugiere problemas serios. Los niños chilenos que provienen de hogares con un nivel alto de recursos educacionales no alcanzan el promedio internacional en matemáticas. Se observa, además, que las diferencias relativas de puntaje entre los alumnos que provienen de hogares con un alto nivel de recursos educacionales y aquellos que lo hacen de hogares con un bajo nivel son especialmente marcadas en Chile. Por último, un 1% de nuestros alumnos logra ubicarse entre el I0% de mejor rendimiento en las pruebas TIMSS. Tailandia con un ingreso per cápita inferior en un 35% al nuestro y con algo más de la mitad de sus alumnos provenientes de hogares con un bajo nivel de recursos educacionales pone a un 4% de sus alumnos en este grupo de mejor rendimiento.
- No hay ninguna razón estructural para pensar que nuestros alumnos no pueden obtener resultados similares o superiores a los de Tailandia o Túnez. Ello significaría que nuestros alumnos provenientes de hogares con un nivel medio de recursos educacionales podrían subir su rendimiento en alrededor de 80 puntos. Aquellos provenientes de hogares con bajos recursos educacionales lo podrían hacer en unos 90 puntos. Esta es una meta razonable. Es apenas medianamente ambiciosa y está a medio camino entre lo que es nuestra realidad actual y, por ejemplo, la de Malasia.
- Para esto hay que atacar el enorme descuido que se observa en la enseñanza en Chile. En matemáticas, por ejemplo, un 72% de los alumnos están viendo principalmente aritmética en octavo básico. En el mundo esta cifra llega apenas a I4% porque las materias que están viendo en clases son geometría y álgebra. Este “atraso” en la enseñanza matemática es inaceptable. Además, un tercio de nuestros alumnos asiste a clases que son frecuentemente interrumpidas, lo que afecta seriamente el proceso de enseñanza.
- Este entorno educacional es propio de una realidad en la cual las exigencias que enfrentan las escuelas son escasas. Las responsabilidades de las mismas están sumamente diluidas y, por lo tanto, no sienten la presión de hacerlo bien. Se requiere, entonces, del desarrollo de instituciones que generen esa presión. Para estos efectos se propone que los padres puedan “intervenir” las escuelas municipales que tienen rendimientos deficientes. Los padres podrán cambiar los directores de esas escuelas y se liberarán de las restricciones que en la actualidad le impone el estatuto docente a la administración de esas escuelas.