La Transformación Económica de Chile. A propósito del libro de Felipe Larraín, Rodrigo Vergara y otros

«El CEP ha publicado una encuesta que indica que el 66% de la población apoya al gobierno de don Ricardo Lagos y sólo un 1 7% se declara contrario. Creo que el clima político ha cambiado notoriamente en Chile a raíz de la última campaña presidencial. La oposición se ha declarado partidaria de apoyar al gobierno. La opinión pública reconoce en el Presidente a un líder capaz de mirar hacia el futuro y avanzar con decisión. El mundo empresarial apoya a su gobierno y al excelente equipo económico que ha conformado. Es imposible desear mejores condiciones que las que se están dando. Ojalá podamos aprovecharlas, pues lo hecho hasta hoy hecho está y lo que no se hizo o se hizo mal, es un dato del problema actual. La realidad es que aún tenemos enormes desafíos. La pobreza y el desempleo son, sin duda, los más urgentes pues, aun cuando aquella ha caído en forma importante, todavía acosa a un 20% de la población. El desarrollo económico alto y sostenido es un ingrediente crucial en su solución».
«A comienzos de los 9 0 se produce una novedosa «privatización» que permitió empezar a resolver el grave problema de infraestructura (…) que el Ministerio de Obras Públicas no podía enfrentar con su escuálido presupuesto (…). (…)La solución fue el sistema de concesiones de obras de infraestructura en que el sector privado construye, opera y mantiene la obra durante un lapso negociado de tiempo, cobrando por los servicios que otorga, y luego devuelve la obra al Estado para que sea nuevamente licitada. Con esto, son los beneficiarios del proyecto los que lo pagan y no todos los contribuyentes como era anteriormente. La evaluación que se hace de la experiencia chilena en este campo, es positiva.»
«En estricto rigor, sólo hemos dominado a la inflación en 1999 (2,3%) pero con una recesión de por medio. Todo hace prever que durante el año 2000 la inflación se mantendrá en el rango presupuestado por el Banco Central.» «(…) hay un hecho que merece destacarse por ser una imaginativa aplicación de la competencia como mecanismo de regulación. En 1 9 94 la entidad regulatoria de telecomunicaciones permitió -contra la creencia universal en otros países que se integraran verticalmente el segmento local y el de larga distancia; pero hizo, al mismo tiempo, dos cosas: 1) obligó a que fuera el usuario el que eligiera al portador en sus llamados nacionales e internacionales a través del multicarrier y 2) exigió que los portadores importantes traspasaran, a los más pequeños, sus economías de escala obligándolos a hacer ellos la cobranza a nombre del portador competidor. Esto, sumado a las exigencias de las leyes de 1978 y 1982 que obligan a las concesiones gratuitas; a aceptar la interconexión; a no discriminar en los cobros entre filiales y terceros independientes, ha llevado a que las líneas en servicio hayan subido de 5 5 0 .0 0 0 el año 80 a 2 .7 0 0 .0 0 0 el 98 y a que las listas de espera (2 32 .0 00 el 87) hayan desaparecido el 98. (…) Después de la ley de 1 9 94 las tarifas de larga distancia han bajado en 50%.»
El debate interno en el nuevo gobierno de las FF.AA. y de Orden fue intenso; pero afortunadamente breve. Se decidió abandonar el modelo de sustitución de importaciones (…) aceptar que el mejor asignador de los recursos productivos es el mercado operando en la forma más libre posible y en la apertura del comercio internacional para acicatear la eficiencia y poner coto a los monopolios. (…) El 73 y el 74 se sacó el aire de las cañerías y se redujo en forma importante la dispersión de los aranceles. A partir de 1975 empezó la reducción hacia un rango de 10% a 35% (…) Las barreras no arancelarias, incluyendo las prohibiciones de importar, fueron desmanteladas muy rápidamente.

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