- El fuerte desarrollo alcanzado por la industria de servicios financieros en Chile, en comparación con el resto de los países latinoamericanos, hace factible la posibilidad de que Santiago se transforme a futuro en un centro financiero en la región.
- La concreción de tal posibilidad, sin embargo, requiere de una condición que aún no hemos alcanzado: la plena apertura de la cuenta de capitales.
- Tal condición no va a ser fácil de lograr en el corto plazo, porque las autoridades económicas aún tienen profundas dudas respecto de los riesgos y beneficios que tendría dicha apertura.
- Pero existe una alternativa que permitiría al menos dar un paso importante en la dirección de la internacionalización de la industria chilena de servicios financieros. Me refiero a la posibilidad de que se autorice a las empresas de esta industria a desarrollar actividades en el extranjero.
- Ahora, esta oportunidad no sólo debe otorgarse a las AFP, tal como ya ha sido planteado, sino que además a las compañías de seguros y a los bancos, los cuales también se encuentran capacitados para extenderse en forma exitosa a otros países de la región que están enfrentando procesos que en varias dimensiones son similares a los que vivimos en Chile hace algunos años.
- Esta iniciativa tiene el mérito que no sólo provocaría una salida de divisas por las inversiones directas en el extranjero que causaría, sino que además facilitaría a futuro la salida de mayores inversiones financieras, lo cual resulta cada vez más indispensable como medida para evitar mayores caídas en el tipo de cambio.
- Eso si, es necesario actuar con rapidez si se desea lograr el liderazgo financiero en Latinoamérica. Si no, va a ser otro el país que alcance la posición que naturalmente debería asumir Chile. México y Argentina ya han acortado significativamente la brecha que tenían con nuestro país en el campo financiero y Brasil sólo está momentáneamente dormido.