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Perspectivas de la economía internacional: Una actualización

Vittorio Corbo.

Perspectivas de la economía internacional: Una actualización

El escenario más probable de la economía global de los próximos 12 a 18 meses es uno con inflaciones altas, mayores alzas de tasas de interés, una recesión en Europa y una posible recesión global. Este es un escenario muy poco auspicioso para los países emergentes, para el cual debieran prepararse.

Después de una importante recuperación el año 2021, impulsada por cuantiosos estímulos fiscales y monetarios y los aumentos de movilidad tras el fin de las medidas de control de la pandemia, la economía internacional enfrenta ahora un escenario difícil que combina una inflación alta y creciente, una desaceleración generalizada de la actividad económica y una alta incertidumbre.

La inflación anual a julio supera el 10% en el Reino Unido, está cerca del 9% en la zona euro (ZE), alcanza el 8,5% en Estados Unidos y un 2,7% en China, todos niveles que no se registraban en muchos años. Los bancos centrales han estado reaccionando a las altas inflaciones con políticas monetarias más restrictivas, intentando llevar la inflación de regreso a la meta, preocupados particularmente de que se desanclen las expectativas de inflación, lo que aumentaría la dificultad y costo, en actividad y empleo, de conducir la inflación de regreso a la meta. Esto ha llevado a los bancos centrales a reaccionar más agresivamente adelantando las alzas de tasas e incrementando los montos de estas.

La Fed ha sido particularmente activa, con dos alzas consecutivas de su tasa de política, de 75 puntos base cada una, en las dos últimas reuniones de su comité de política monetaria. La alta inflación, el ajustado mercado laboral, la alta generación de empleo y un PIB sobre el potencial apuntan a que a la Fed le queda tarea por delante para controlar la inflación. La minuta de su última reunión de política monetaria, conocida este miércoles, confirma este punto.

Como resultado, es muy probable que introduzca otra alza de entre 50 y 75 puntos base en su reunión de septiembre y que la tasa se ubique cerca del 4% en diciembre de este año. Existe la preocupación que las alzas de tasas que se puedan requerir para llevar la inflación de regreso a la meta terminen generando una recesión. De otra parte, hay una cierta desconexión con los mercados financieros, que pareciera que consideran o que la inflación va a bajar pronto —sin requerir de alzas significativas de tasas— o que la Fed va a ser más permisiva con las altas inflaciones.

En el caso de la ZE, el Banco Central Europeo (BCE) sorprendió con un alza de 50 puntos base en su reunión de julio y los mercados anticipan otra alza de 50 puntos base en septiembre y que la tasa llegaría a 1,5% en diciembre (hoy está en 0%). El BCE enfrenta el problema adicional de los aumentos de spreads de deuda soberana de los países periféricos, afectados por las alzas de tasas y la crisis política de Italia, lo que pone en riesgo la estabilidad financiera de la ZE.

Por su parte, los países emergentes iniciaron las alzas de tasas mucho antes que los países avanzados (Brasil, en marzo 2021 y Chile, en julio del mismo año). Sin embargo, a nivel global existen tres notables excepciones a esta tendencia de alzas de tasas. Una de ellas es China que, con una economía desacelerándose y un sector inmobiliario en problemas, esta semana introdujo un pequeño recorte de tasas. Otra es Japón, cuyo banco central ha mantenido una política monetaria acomodaticia, lo que ha resultado en una fuerte depreciación del yen. Con una inflación anual que alcanzó un 2,6% en julio, esta política podría estar llegando a su fin. La tercera es Turquía que, con una inflación anual cercana al 80%, ha estado bajando la tasa, lo que ha resultado en una fuerte depreciación de su moneda y ha estado impulsando la inflación.

Mientras tanto, el crecimiento global ha perdido impulso, afectado por el shock de precios de commodities que siguió a la invasión de Rusia a Ucrania, las alzas de tasas, los confinamientos de China y la mayor incertidumbre global. Estados Unidos experimentó una caída del PIB tanto en el primero como en el segundo trimestre y su actividad sigue débil, pero su mercado laboral se mantiene robusto. La débil actividad está asociada a la caída de los salarios reales y de la confianza de consumidores y empresarios, así como a los efectos de las alzas de tasas en el consumo y la inversión. La desaceleración se manifiesta con fuerza en el sector inmobiliario, muy sensible a las alzas de tasas. Sin embargo, su economía sigue mostrando fortalezas: un mercado laboral sólido, hogares con altos niveles de ahorros, empresas con buena situación patrimonial y bancos bien capitalizados. Con todo, es muy temprano para descartar que la economía pueda caer en recesión en los próximos 12 a 18 meses.

En tanto, Europa se desacelera, afectada por el shock de precios de alimentos y energía, la agudización de las restricciones al suministro de gas natural ruso y la pronunciada caída de la confianza de consumidores y empresarios. El país más afectado por la crisis del gas ha sido Alemania, que experimenta una pronunciada desaceleración económica. Como resultado, la probabilidad de que Alemania y Europa caigan en recesión en los próximos 12 a 18 meses ha aumentado considerablemente.

Entre los países emergentes, China, que se contrajo 2,6% en el segundo trimestre (con respecto al primero), enfrenta agudos problemas de deuda de sus empresas inmobiliarias, que han mantenido a este sector deprimido. Al mismo tiempo, los continuos confinamientos restringen la recuperación del consumo privado. Con todo, el reciente levantamiento de confinamientos y los estímulos de los últimos meses, aunque limitados, impulsarán el consumo y la actividad en el tercer trimestre.

El resto de los países emergentes también se desacelera, afectados por la desaceleración global, el alza de la inflación, salidas de capitales, depreciaciones de sus monedas, caídas de salarios reales con el alza de la inflación y políticas monetarias más restrictivas.

La economía global enfrenta también una alta incertidumbre asociada a las respuestas a una serie de interrogantes: ¿Cuánto tendrán que subir las tasas, especialmente de la Fed, para controlar la inflación? ¿En qué momento la Fed concluirá que hay señales suficientemente claras de que la inflación se encamina hacia su meta como para detener las alzas de tasas? ¿Cómo absorberán los mercados de deuda los aumentos de tasas? ¿Cuánto se desacelerarán las principales economías globales con las alzas de tasas? ¿Será capaz China de evitar una desaceleración aún mayor? ¿Cuál será el curso de los principales problemas geopolíticos: China/Taiwán y guerra Rusia/Ucrania?

El escenario más probable de la economía global de los próximos 12 a 18 meses es uno con inflaciones altas, mayores alzas de tasas de interés, una recesión en Europa y una posible recesión global, y tensiones en los mercados de deuda. Este es un escenario muy poco auspicioso para los países emergentes, para el cual debieran prepararse.

Las perspectivas de mediano plazo también se han deteriorado, afectadas por las herencias de estas crisis, que se traducen en una menor acumulación de capital físico y humano y el aumento de la deuda de las empresas no-financieras. A estos factores se le agregan los efectos de la desglobalización resultante de los conflictos geopolíticos y de los cambios de políticas gubernamentales y de empresas encaminadas a aumentar su resiliencia frente a potenciales shocks.